Equilibrio en los castigos

i Colombia quiere, de verdad, lograr que la paz que se pacte con los grupos guerrilleros sea sostenible y duradera, hay que comenzar con garantizar que sus castigos sean, por lo menos, equivalentes a los que se les han aplicado a otros actores del conflicto armado. Si hay desequilibrios en eso, si existe la sensación de que el Estado trata mejor a unos que a otros, si se dejan abiertas las posibilidades para que cale en la población el discurso de que ganó la impunidad, se estará ofreciendo un escenario para que algunos quieran hacer justicia con su propia mano y que las reacciones de venganza se impongan sobre los sentimientos de reconciliación.

Por esa razón es vital que al armar una estructura de justicia transicional que les aplique a las guerrillas, donde es posible combinar fórmulas en las que la cárcel no sea necesariamente la más fuerte, se tome en cuenta lo que ha ocurrido, por ejemplo, con los castigos para los paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe. Tampoco puede permitirse que, como resultado de los diálogos de paz, los subversivos terminen pagando menos por sus delitos que los militares que cometieron crímenes y hoy están presos. El Gobierno Nacional, que lidera a nombre de los colombianos estas negociaciones, debe considerar todo el panorama, para que el punto final de la guerra sea de verdad el punto final.

Esta semana el Tribunal de Justicia y Paz expidió la orden de libertad para el jefe paramilitar Freddy Rendón Herrera, alias el Alemán, la cual tendrá que ser ratificada el martes 17 de marzo, por una jueza de Bogotá. Con esto, quien fuera el jefe del bloque Élmer Cárdenas y estaba preso en la cárcel de Itagüí, podría ir a su casa a terminar su pena de 8 años de cárcel. De acuerdo con el mencionado tribunal ha cumplido con los compromisos de no volver a delinquir, contribuir a la verdad y reparar a las víctimas (ha participado en 604 audiencias y señaló el lugar en el que están enterrados unos 70 cadáveres).

Ahora bien, hay víctimas que no consideran justo que el Alemán salga, ya que están convencidas de que le falta mucho para contribuir a la verdad, y que en su nueva condición no aportará más. Lo cierto es que muchas víctimas, como lo han manifestado, están dispuestas a que los asesinos de sus familiares no paguen cárcel, si dan muestras de arrepentimiento y cuentan la verdad sobre lo sucedido. Hay que recordar que Rendón Herrera fue uno de los hombres más cercanos al cabecilla paramilitar Carlos Castaño, y es hermano del narcotraficante Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, por lo que se presume que sabe muchas más cosas de las que ha contado.

También hay que recordar que el Alemán, junto con los jefes paramilitares alias Ernesto Báez y El Iguano, recientemente le dijeron a CM& que en aras de superar el conflicto armado y alcanzar la reconciliación, estarían de acuerdo con que los miembros de las Farc no pagaran cárcel, y que más bien se concentren en una especie de colonia penal durante una temporada. Llama la atención que quienes fueron los peores enemigos de la subversión se muestren ahora tan condescendientes.

De todos modos, lo más importante además de la verdad, es que los actores del conflicto cumplan con las garantías de no repetición. Esa es la única manera de ponerle freno a esa espiral sin fin de la violencia que se ha extendido por décadas en nuestro país. Si todos los actores se muestren dispuestos a no volver a cometer crímenes, parece viable considerar la idea del expresidente César Gaviria de aprobar una justicia transicional para todos los involucrados en esa guerra, incluso para aquellos que no empuñaron armas, pero sí patrocinaron o colaboraron al escalamiento de la violencia.

Lo cierto es que si habremos de tragar algunos sapos, estos deben ir a la par con castigos equilibrados para todos los involucrados. Si esto se da, muy seguramente podrán también ampararse a la luz del Estatuto de Roma y del Derecho Internacional Humanitario, pues siendo la paz un bien mayor, vale la pena el esfuerzo de la sociedad colombiana.