Aunque el Banco de la República ha pedido no ser alarmistas con la desaceleración de la economía colombiana, a causa de los coletazos de la crisis que se vive en Europa, es un hecho que tal situación podría tener efectos indeseables si no se toman los correctivos del caso. La prudencia debe imperar, desde el propio Estado en su política de control del gasto público hasta el mismo ciudadano que se debe comprometer a gastar y a endeudarse responsablemente.
Es un hecho que nuestra economía ha soportado mucho mejor que la de otros países los impactos de la crisis internacional, que ajusta ya casi cuatro años llevándose por delante importantes estructuras económicas en los países más desarrollados, al punto que analistas y dirigentes gremiales coinciden en que, pese al mal ambiente general, la economía colombiana seguirá creciendo en los próximos años, aunque a un menor ritmo del que traía en el último lustro.
En contraste con esta tendencia, tal y como lo reportó el DANE la semana pasada, el desempleo sigue cayendo a buen ritmo y ya está muy cerca de lograr la meta de un solo dígito que se impuso el presidente Juan Manuel Santos desde el comienzo de su gobierno. Según las estadísticas, en el trimestre abril-junio del 2012 fue de apenas el 10% en todo el país, mientras que en Manizales cayó a 13,1% después de haber estado en el 13,9% durante el mismo lapso del año pasado.
El riesgo de que el desempeño económico más lento repercuta en crear obstáculos a la generación de nuevos puestos de trabajo es evidente, razón por la cual es necesario actuar con mucha cautela para que en los trimestres venideros podamos celebrar que la economía y el empleo continúen vigorosos, y que pese a no tener un blindaje total sí se cuenta con protecciones muy resistentes para mantenernos estables de cara al futuro.
Los industriales, cuyo sector ha sentido el impacto de la desaceleración, así como los agricultores, los constructores y otros sectores de la infraestructura productiva del país, tienen el desafío de lograr eficiencias sin tener que lanzar trabajadores a la calle. La inflación está controlada, la inversión extranjera en crecimiento, las exportaciones y las relaciones internacionales pasan por un buen momento, y las diferentes variables económicas alcanzan niveles positivos, por lo que no se puede caer en el pesimismo, el cual sí podría echar abajo lo logrado.
Hay evidencias que nos llevan a ser hoy menos optimistas que hace un año en materia económica, pero es ahora cuando se requiere una mayor disciplina y un trabajo más arduo en la búsqueda de nuevos mercados para los productos colombianos. Hay que tomar las herramientas de los TLC que ha firmado el país en los meses recientes y buscar la manera de sacarles el mayor provecho, a punta de creatividad, innovación y valores agregados.
En el plano local, debemos esforzarnos en sacar adelante y rápido programas como Manizales Más, que se enfocan en el apoyo a los emprendedores, con el fin de que la economía siga dinámica y que en lugar de perder puestos de trabajo se comiencen a generar muchos más a mejor ritmo. Las alianzas entre los sectores privados y públicos con los centros de formación son vitales, para que la ciudad no pierda el impulso de crecimiento que trae, lo cual también se ha reflejado en los buenos niveles de consumo que se siguen teniendo, pese a los malos momentos que nos ha tocado vivir a los manizaleños durante los meses recientes.
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