La figura de Gabriel García Márquez estará atada siempre al de Colombia. Se trató de un hombre extraordinario en todo lo que hizo. La inquietud literaria lo llevó a romper los cánones de la literatura a los que nos tenían acostumbrados. Logró traspasar los límites de la imaginación y hacer de las historias que le narraban de su Aracataca natal verdaderos relatos mágicos.
La palabra macondiano o garciamarquiano siempre será para hablar de esa exageración de cómo la realidad supera la ficción. Sus muchos libros lo mantendrán vigente. Cien años de soledad es el más amado, pero indudablemente la calidad de su obra va mucho más allá. El otoño del patriarca es el mejor relato del dictador latinoamericano; El coronel no tiene quién le escriba habla perfectamente de la desidia de una nación por quienes fueron en algún momento sus héroes; El amor en los tiempos del cólera es su historia más íntima y de excepcional calidad literaria; y así podemos seguir con cada uno de sus escritos.
Su faceta periodística lo metió siempre en problemas. Primero con la dictadura de Rojas Pinilla, después perseguido por el Gobierno en tiempos de Turbay, pero siempre inquieto por transmitir pasión por este oficio a las nuevas generaciones. Esto lo llevó a crear la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en la cual se han formado cientos de periodistas y se ha encargado de llevar su legado de calidad a ya una generación. Relato de un náufrago y Noticia de un secuestro son testimonio vivo de dos épocas, pero del mismo periodista con obsesión por narrar la verdad. Así lo demuestran también sus emprendimientos periodísticos: las revistas Alternativa y Cambio, y el noticiero QAP son muestra de su amor por el que siempre llamó, como Camus, el oficio más bello del mundo.
Su activismo político también hizo que muchos lo censuraran. No obstante, siempre dijo que era más peligroso como literato que como político y tal vez tenía razón, pues más allá de su amistad con líderes disímiles como Fidel Castro y Bill Clinton hay que leer en sus obras su verdadero pensamiento.
La muerte de García Márquez nos enluta a todos. Es un verdadero pesar. No obstante, como los grandes hombres, nunca morirá, pues su obra lo mantendrá presente en los corazones de los lectores del mundo. Ya habrá tiempo para seguir recordando a este colombiano excepcional, ejemplo de dedicación a la literatura y prueba fehaciente de que la mejor manera de ser universal es relatar tu comarca. Hoy Colombia entera acompaña a su familia en su dolor.
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