El camino es la sana convivencia

El conversatorio que se realizó esta semana en LA PATRIA sobre los temas de seguridad y convivencia en la Comuna Ciudadela del Norte, de Manizales, permitió que voceros de la administración municipal y de las instituciones del Estado que hacen presencia allí, interactuaran directamente con voceros de la comunidad del sector, quienes en diversos aspectos se quejaron de las falencias que han sufrido en materia social, de autoridad y de respeto a muchos de sus habitantes. Hay una realidad preocupante en esa comuna, y es que de 90 homicidios en Manizales el año pasado allí ocurrieron 13, para un 14,4%.
Después de la charla quedó claro que, si bien la Alcaldía y Bienestar Familiar llegan con sus programas de prevención o de control, todavía es necesario implementar más actividades y acciones que lleven a los niños y jóvenes del sector a alejarse de los peligros de la delincuencia, y encontrar nuevas oportunidades para ocupar su tiempo de manera productiva, adquiriendo conocimientos que les sean útiles en el presente y en el futuro, y abriéndose puertas para tener una vida adulta que deje atrás los lastres de la pobreza y de la violencia que han sufrido en sus hogares y vecindario. Las ideas de un diplomado en familia para la gente del sector, así como más apoyo a las fundaciones que trabajan en convivencia hay que echarlas a andar.
También quedó en evidencia que algunos agentes de la Policía, en el momento de intervenir en las comunidades, logran empatía con los vecinos y se convierten en apoyo para los líderes, pero que no en menos casos otros uniformados actúan de manera agresiva y generan un permanente ambiente de tensión que alimenta los episodios de violencia y la rebeldía de algunos jóvenes, quienes los miran como enemigos. Incluso algunos líderes que trabajan por frenar el delito y lograr la paz en la zona han sufrido en carne propia el abuso policial, por lo que es urgente que se busquen alternativas de mejora.
Lo más importante del conversatorio es que al final hubo compromisos para que los líderes de la comunidad dialoguen con los jóvenes de los combos y busquen un acercamiento con los policías, y que a su vez los jefes del cuerpo uniformado hagan lo propio con los agentes para que moderen sus actos y puedan trabajar en equipo con los vecinos, con la mira puesta en superar los problemas de drogadicción, violencia e inseguridad, en general, que se padece allí. Si se logra concretar la construcción de una subestación de Policía en este sector, los resultados serán más positivos si hay una buena sinergia entre los vecinos y la institución armada y se recupera la confianza.
La gran lección es que a través del diálogo es posible conciliar posiciones y hallar salidas que beneficien a toda una comunidad. El camino a seguir es que se generen los espacios para trabajar en equipo, evitando las confrontaciones innecesarias y con una actitud proactiva de todos los actores. Como se dijo en el conversatorio es clave humanizar la relación entre la comunidad y la Policía y avanzar en consolidar la paz en ese territorio. Debemos entender que, en el caso de Manizales, más que lo que ocurra en La Habana entre el Gobierno y las Farc, la armonización de las relaciones en los barrios es la verdadera paz, esa paz por la que hay que luchar día a día. Como medio estaremos atentos a que todos esos compromisos se cumplan.

Hay que resaltar que del 2014 al 2015 se pasó de 109 homicidios a 90 en Manizales, y más todavía que en enero de este año se hayan presentado 5 homicidios menos que en el mismo mes del 2015, y que en febrero se haya sostenido esa tendencia a la baja, con un descenso del 66% en estas muertes. Si bien el objetivo debe ser que las cifras se queden en cero, el trabajo que actualmente se hace con las campañas de desarme, con la lucha contra la delincuencia y la presencia policial, así como con los programas sociales y de generación de empleo es mucha la violencia que logra atajarse.