Desde hace cerca de una década no se alcanzaba una producción de café como la que se acumuló hasta el pasado julio, de 13,1 millones de sacos en los últimos 12 meses, lo que significa un incremento del 12% frente a la cosecha lograda entre agosto de 2013 y julio de 2014, de acuerdo con los reportes de la Federación Nacional de Cafeteros. Además, la producción de 1,5 millones de sacos de 60 kilos durante julio, por encima el 18% con respecto al mismo mes del 2014, hace prever que al final del 2015 se tendrá, inclusive, un resultado mejor de lo previsto.
Estas cifras, complementadas con el alza del 14% en la producción de enero a julio, muestran que hay una tendencia creciente que logra recuperar en buena medida niveles que resultan competitivos. Tenemos que reconocer que este incremento en la oferta del grano es producto de una bien ejecutada política de renovación de cafetales que comenzó en el 2009, cuando la producción colombiana se fue al piso, y estuvo por debajo de los 8 millones de sacos en todo el año.
En ese proceso de recuperación de los cafetales se sembraron 3.438 millones de árboles nuevos, pertenecientes a variedades resistentes a las plagas y las enfermedades, y sobre todo con mejores posibilidades afrontar el Cambio Climático. La realidad hoy es que no solo se ha ganado en cantidad, sino en calidad, al tener cafés más sanos que los que se tuvieron en la primera década de este siglo, aunque hay que hacer mayores esfuerzos para bajar los costos de los fertilizantes y fungicidas, que siguen siendo caros.
Debemos agregar que se ha ganado en productividad, con un promedio nacional de 16 sacos de café por hectárea, lo que muestra que la tecnificación y las nuevas prácticas están dando sus frutos. Eso obliga, así mismo, a que se ejecuten cada vez mejores planes de extensión que apoyen a los campesinos en el logro de una mejor calidad del grano. Además, hay que enfocar el trabajo hacia más y mejores cafés especiales, que pueden lograr interesantes primas de precio en los exigentes mercados de los países que más consumen.
También es positivo que las exportaciones de café hayan crecido el 10% desde julio del 2014 a la fecha, lo que combinado con un dólar más alto y un precio en la bolsa de Nueva York estabilizado alrededor del 1,25 dólares por libra de café, permiten que ingrese más dinero al gremio. Sin embargo, es una coyuntura que podría aprovecharse todavía más, manteniendo los esfuerzos de productividad, calidad y volumen, pues todo indica que la devaluación del peso frente al dólar se va a mantener.
Ahora bien, es fundamental que se revise la cadena de los ingresos, para que los productores sean los que reciban la mejor tajada del buen momento de la caficultura. Si eso se da, será posible, entre otros, tener en mejores condiciones a los recolectores, y asegurar así que no falten manos a la hora de recoger las cosechas, más ahora que se avecina la principal del año.
El próximo 12 de agosto en el Congreso Cafetero extraordinario se escogerá al nuevo gerente de la Federación Nacional de Cafeteros. Los miembros del gremio tienen el deber de escoger al que mejor interprete el momento de la caficultura y tenga mejores ideas y herramientas para lograr resultados positivos en las tareas prioritarias de la actividad, como son calidad, producción y eficiencia. Quien ocupe esa silla tendrá que estar en capacidad de unir al gremio, generar confianza, ser un buen interlocutor con el Gobierno y tomar las mejores decisiones que lleven a recuperar el lugar que el café tuvo en el pasado, en el contexto de la economía colombiana.
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