Día de decisiones en el Valle

El Valle del Cauca define hoy su futuro administrativo, cuando se realicen las atípicas elecciones para elegir al gobernador que regirá los destinos del importante departamento hasta el 2015. No obstante, lo que podía haberse presentado como una oportunidad es visto por muchos analistas como una difícil situación para los vallecaucanos que tienen apenas tres opciones: no votar, hacerlo por el menos malo y la tercera, que toma fuerza en los últimos días de acuerdo con las encuestas, depositar el voto en blanco para obligar, en caso de ser mayoría, a repetir la elección.

No es de poca monta lo que se juega hoy este departamento tan cercano a Caldas. El próximo gobernante va a tener la difícil tarea de enrutar las finanzas que hoy se encuentran de capa caída, pues tuvo que acogerse a la Ley 550, ya que su déficit asciende a casi 300 mil millones de pesos, mientras que recursos que suman la tercera parte de esta cantidad se encuentran embargados, impidiendo casi cualquier capacidad de maniobra. Este es el resultado de años de desgreño administrativo, acentuados en el cuatrienio pasado por cuenta de la mediática, pero poco efectiva gobernación de Juan Carlos Abadía, el mismo que logró la continuidad de su grupo político en cabeza de Héctor Fabio Useche, destituido por sus actuaciones al frente de la Licorera del Valle durante ese período.

La situación de apatía, de ese orgullo golpeado de los vallecaucanos por la clase política, ocasionará seguramente que la abstención alcance niveles alarmantes, como suelen serlo estas contiendas atípicas, como lo vivió Manizales hace siete años. Además la compleja influencia de Juan Carlos Martínez, excongresista dejado en libertad y recapturado esta misma semana, gracias a que se entregó, ha provocado que se sienta que va a influir en el resultado definitivo, por quienes lo apoyan o por quienes votarán en contra de quienes consideran sus amigos, pero definitivamente va a ser difícil que el fantasma de su influencia no incida en la decisión final del votante.
 

Los malos políticos han puesto al Valle del Cauca en esta situación lamentable, y por fortuna los organismos de control allá sí han atendido los requerimientos de la ciudadanía en tiempo casi real, tal como lo hizo la Procuraduría General de la Nación en dos oportunidades, privilegio que no tuvimos en Caldas, hoy los ciudadanos tienen una oportunidad para corregir el rumbo. Nuestro departamento tiene mucho que verse en ese espejo, pues el Valle, después de años de florecimiento, tuvo unas malas administraciones, sumadas al relajamiento moral producto de las épocas boyantes del narcotráfico y el cartel de Cali para llevarse todo por la borda.

La decisión está entre un candidato de la por estos días vapuleada unidad nacional por cuenta de la hundida Reforma a la justicia, Ubeimar Delgado; otro apoyado por el Mío, cuestionado grupo político que ha sido heredero y copartícipe de quienes tomaron las decisiones que tienen hoy en la postración financiera al departamento, Francined Cano; y un tercero que amparado en la izquierda democrática del Polo y sin mayor experiencia aspira a conquistar la cantidad de defraudados, Carlos González, pero tiene en su contra la pésima imagen que como administradores han dejado representantes de este movimiento en Bogotá.

Todas estas razones dan para pensar que hoy el Valle el Cauca elige más que un gobernador; lo que tiene en juego es la decisión sobre el tipo de administración que quieren para el futuro, si volver a los promeseros que los tienen como están o si es la oportunidad para asomar la cabeza. Un pacto político que lleve al saneamiento de las finanzas debe ser la primera tarea de quien gane, pues si no es en conjunto va a ser muy difícil poder contar con el Valle próspero de otros tiempos que era ejemplo para el país.