A derrotarlos en las urnas

El presidente Juan Manuel Santos y el líder guerrillero Rodrigo Londoño (Timochenko) firmarán hoy en el Teatro Colón de Bogotá el acuerdo definitivo entre el Gobierno Nacional y las Farc, el cual irá al Congreso de la República para ser refrendado. Nos alegra que, sin dar espacio a más dilaciones, la mesa de negociadores haya analizado y adoptado la mayoría de las propuestas de los líderes del No en el plebiscito para incluirlas en el nuevo acuerdo, lo que dejó como resultado un pacto mucho más claro y beneficioso para el futuro de un país en paz.

Tras los resultados del pasado 2 de octubre, donde el No se impuso por cerca de 55 mil votos sobre el Sí, en una votación cercana a los 13 millones de sufragios, Santos cumplió con su palabra de escuchar durante cerca de 40 días los distintos reparos y propuestas de quienes se opusieron al acuerdo, de donde salieron alrededor de 57 temas que fueron abordados por los negociadores, quienes de manera muy eficiente estudiaron y acogieron el mayor número de observaciones, cuidando que el espíritu de los diálogos no se dañara, por lo que se mantuvo la posibilidad de que los miembros de las Farc hagan política sin armas.

Sin duda se hicieron cambios de fondo, con respecto al documento que fue objeto de consulta el 2 de octubre, lo cual ha sido reconocido por amplios sectores de opinión que antes se opusieron y que ahora dan su respaldo, por lo que es fundamental que no se pierda más tiempo y se pase rápidamente a la refrendación e implementación, de tal manera que no siga en riesgo la estabilidad y el cese al fuego pactado, y poder avanzar con paso firme hacia la paz.

Hay que aprovechar que la comunidad internacional mantiene el apoyo, por lo que es urgente que siga la movilización de todos los guerrilleros hacia las zonas veredales, en las cuales se concreten los protocolos de entrega de las armas a las Naciones Unidas, tal y como está previsto, y terminar así con el peligro de que algún error lleve a que se generen nuevas tensiones innecesarias, las cuales por fortuna se van quedando en el pasado.

Los colombianos debemos entender que el que se está llevando a cabo es el mejor camino para el país, donde no solo se garantiza que las Farc entregan sus armas, sino que dejan a un lado su actuar violento para seguir la alternativa democrática; y donde se buscará que haya soluciones a los problemas históricos que han sido caldo de cultivo para el surgimiento de grupos subversivos armados en Colombia. Además, por primera vez las víctimas serán consideradas como protagonistas, a las que se les deberá compensar su dolor moral y materialmente.

No es sensato que desde algunos sectores se insista en profundizar la polarización, cuando la mayor parte de sus inquietudes fueron tenidas en cuenta. Sus expresiones exageradas, como la de pedir revocatoria del Congreso, son una piedra en el camino que no permitirá avanzar más rápidamente en la reconciliación nacional y en la construcción de mejores tiempos para Colombia, cuando podrían hacer parte de quienes manteniendo su actitud crítica muestran deseos positivos de aportar a la paz.

No propiciemos más divisiones y caminemos hacia la unión de esfuerzos por un país mejor. Debemos lograr que el Congreso avance en la implementación, ojalá a través de la vía rápida, y que en el futuro quienes empuñaron armas ahora sigan los parámetros democráticos para poder defender sus ideas. Quienes no queremos que ellos lleguen a gobernar tenemos la tarea de derrotarlos en las urnas, como debe ocurrir en un país civilizado. Insistir en que hay que humillarlos y acabarlos por la vía bélica es quedarnos en la tesis decimonónica que ningún resultado positivo ha arrojado a lo largo de la historia.