Bogotá fue la semana pasada el epicentro de la reunión medioambiental Río+20, en la que se le hizo seguimiento a los resultados de la cumbre de la ONU sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Río de Janeiro en el 2012, dos décadas después de la histórica Cumbre de la Tierra. Expertos de todo el mundo discutieron acerca de diversos temas relacionados con la salud del planeta y las numerosas amenazas que se ciernen en estos tiempos, como producto de actividades humanas que generan procesos de contaminación. El año pasado el lugar de reunión fue Berlín (Alemania).
Entre los puntos que causaron mayor interés y controversia estuvo el relacionado con el manejo de los residuos, el cual ha sido considerado como estratégico para Colombia y el mundo, en general. El llamado de la ONU fue hacerlo visible social y políticamente, para darle la importancia que merece, si se tiene en cuenta que según ese mismo organismo, en el 2012 se generaron 1.300 millones de toneladas de basura sólida, y se cree que para el 2025 se llegaría a cerca de 2.200 millones de toneladas al año, lo que evidencia la gravedad del problema.
Este es un tema al que Manizales y sus alrededores no han sido ajenos. Si bien hoy se cuenta con un relleno sanitario, su vida útil no nos da una total tranquilidad, y cada cierto tiempo hay que pensar en cómo expandirlo y lograr las coberturas que requiere. Además, en la ciudad no se cuenta con una bien cimentada cultura de separación de los desechos, con el fin de brindar empleo estable a muchas personas y aprovecharlos de mejor manera en los procesos de reciclaje y en la producción de energía, por ejemplo. También está el problema de la disposición desordenada de tierra y escombros, que genera consecuencias ambientales negativas. Hay que avanzar hacia una economía que le dé una mejor utilización a las basuras en nuestro medio, al verlas como un recurso.
También se habló acerca de las ciudades sostenibles, de su transporte y movilidad, situaciones que exigen una planeación urbana que apunte a tener urbes verdes en las que se les dé un uso más eficiente a todos los recursos, más ahora cuando se tiene la permanente amenaza del Cambio Climático y sus nefastas consecuencias para varias regiones del mundo. En el caso de Manizales, ahora que se está en el proceso de generación de un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) todos estos conceptos deben ser desarrollados a fondo y ensamblados con las políticas y las acciones en temas conexos, como la implementación de un nuevo Sistema Estratégico de Transporte Público, y el fomento del uso de métodos de desplazamiento amigables con el ambiente.
Otro tema que nos toca de cerca como región, y que fue asunto clave del debate, fue el relacionado con la promoción de un turismo sostenible, en el que no solo se genere empleo y se ayude a la disminución de la pobreza de poblaciones rurales, principalmente, sino que se conserve el patrimonio cultural y la biodiversidad. En nuestra zona, que hace parte del Paisaje Cultural Cafetero, declarado Patrimonio de la Humanidad, debemos ejecutar acciones muy responsables que estén encaminadas a que haya cada vez más visitantes, pero que al mismo tiempo las prácticas de la caficultura mantengan su autenticidad y se fortalezcan en cuanto a la convivencia con el entorno natural. La idea es que perdure en el tiempo.
Hay que tomar en cuenta que las conclusiones del encuentro de Bogotá serán el insumo de discusión de una buena parte de la asamblea general de las Naciones Unidas, en septiembre próximo, donde cada vez hay una mayor sensibilidad frente a los asuntos del ambiente y la protección de los recursos naturales. Desde Colombia y, específicamente, en nuestra región, también debe impulsarse una profunda reflexión que nos lleve a tomar conciencia de la riqueza que tenemos y de la necesidad de protegerla como factor estratégico de desarrollo. Hay que pasar de las palabras a los hechos.
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