El sector de la construcción ha tenido durante los últimos años un comportamiento muy favorable, que ha impactado en forma positiva en la economía nacional. En el caso de Caldas, y específicamente en Manizales y en Villamaría, la tendencia ha sido también en crecimiento constante, lo que ha generado una dinámica benévola no solo para los empresarios sino para la generación de empleo. Sin embargo, el último reporte de Camacol Caldas muestra una caída del 35,5% en los metros cuadrados licenciados durante el primer semestre de este año, con respecto a lo ocurrido en igual periodo del 2011.
La situación puede ser coyuntural, y obedecer a que de enero a junio de este año el Gobierno no entregó subsidios para la compra de viviendas nuevas en estratos bajos y medios, lo que habría llevado a una desaceleración en el crecimiento del sector constructor. Tal conclusión puede sustentarse en que la tendencia en caída tuvo una leve reacción durante julio pasado, cuando comenzaron a ser aplicados nuevamente los subsidios para los nuevos proyectos de Viviendas de Interés Social (VIS).
Este comportamiento también podría deberse a que se ha ido generando un stock de viviendas nuevas que aún no se han vendido, por lo que el mercado se ha ido contrayendo un poco. La base de esta afirmación es que pese a la caída en los metros licenciados, tanto en Manizales como en Villamaría, al cierre de junio las unidades de viviendas nuevas disponibles para la venta aumentaron 42,8% con respecto a las que se tenían en el mismo mes del año pasado.
Paralelo al fenómeno anotado, se observa que la mayor parte de las viviendas que se construyen en Manizales pertenecen a los estratos bajos y medios bajos, mientras que las de los estratos altos tiene mayores desarrollos fuera de la ciudad, como es el caso de La Florida, en Villamaría, a la que es necesario ponerle más orden en su crecimiento, como bien lo ha expresado el alcalde de ese municipio, Jairo Antonio Valencia, hasta no tener garantías de que los nuevos proyectos puedan contar con las vías y las redes de servicios públicos necesarias.
Si la vivienda de estratos altos se sigue yendo de Manizales puede ocurrir que los ingresos por impuesto predial, por ejemplo, terminen reduciéndose y generando nuevos problemas al crecimiento de la ciudad. Es un tema delicado que tiene que comenzar a pensarse en la Administración Municipal y Camacol, de tal manera que haya espacio para nuevos proyectos de vivienda de alto costo en la ciudad. Las reflexiones tienen que volverse hacia las características de nuestro Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y observar si es necesario, por ejemplo, comenzar a fomentar los desarrollos urbanísticos hacia la zona de El Rosario.
Al sector de la construcción le llegó el momento de la reflexión en torno a los procesos de planeación que deben llevarse a cabo, tanto en Manizales como en Villamaría, no solo para lograr que la oferta y la demanda se comporte en forma equilibrada, sino más que nada para que los próximos desarrollos realmente obedezcan a una real planeación, bien organizada, orientada hacia la calidad de vida y con criterios muy claros. Si no se hace de esa manera, vamos a tener problemas más complejos en el sector de la construcción, independientes a las dinámicas propias del mercado.
Hay que poner en primer plano los intereses generales de la comunidad, cuidar que la expansión de la ciudad se haga sin que ello implique nuevos riesgos de deslizamientos o inundaciones, que la riqueza ambiental tampoco se ponga en riesgo y que tampoco se merme el ritmo de la dinámica constructiva que tanto empleo genera, y con lo cual se logra un positivo impacto social.
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