El nuevo gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, comienza a dar luces acerca de que su administración será favorable a los cambios y a las transformaciones que requiere el sector para modernizarse y afrontar los desafíos del futuro. El paso dado en el Comité Nacional, donde se aprobó la exportación de pasillas, evidencia que la nueva cabeza del gremio ve positivo abrir el abanico de opciones de café colombiano que podemos ofrecerle al mundo, y que incluso los cultivadores podrían vender a mejor precio que en el mercado interno.
Esta opción abre la posibilidad de que se vuelva a pensar en la producción y exportación de granos de café de variedades robusta, como lo aconsejaron los codirectores del Banco de la República César Vallejo y Carlos Gustavo Cano hace tres años, como una manera de aumentar la producción y cubrir todos los segmentos del mercado en el mundo. De hecho, antes de llegar al cargo que hoy ocupa, Vélez calificó esa posibilidad como una decisión individual empresarial que podría desarrollarse en áreas nuevas, distintas a las tradicionales, pero tomando las precauciones de no combinarlo con los arábicos, para no afectar la imagen de calidad del grano colombiano.
Sin embargo, más que este tipo de decisiones, se requiere avanzar en ajustes institucionales en la Federación Nacional de Cafeteros, para hacerla más eficiente y tomar caminos que también lleven la actividad hacia una rentabilidad apropiada para los recursos invertidos. El comienzo de Vélez es muy positivo, si observamos que se está desplazando hacia las regiones para escuchar de manera directa las inquietudes de los cultivadores y respondiendo con sinceridad a los cuestionamientos y sugerencias. Ese es el camino para mantener la unidad en el gremio, la cual nunca se debió romper.
Hay mucha expectativa acerca de lo que pasará en el Congreso Nacional Cafetero de comienzos de diciembre próximo, cuando se deberá estudiar el porvenir de la caficultura en el marco de un cambio climático que ha resultado muy nocivo para mantener el ritmo creciente de producción. Las altas temperaturas de este año han quemado cientos de miles de árboles, lo que afectará los volúmenes de grano que se cosecharán en el 2016. La unidad de los cafeteros será fundamental para adoptar medidas que le permitan a la caficultura aguantar el golpe y salir fortalecida.
De la misma manera, el gremio tendrá que estudiar con mucha seriedad las conclusiones de la Misión Cafetera, en las que se establecen nuevos caminos que podría recorrer el gremio en aras de lograr una mayor sostenibilidad en el largo plazo. Las personas que estuvieron al frente de ese análisis son, sin duda, muy calificadas y sus ideas merecen ser tomadas en cuenta por el gremio cafetero, adoptando lo que se considere positivo y dejando de lado lo que en consenso se crea que no beneficia a los cultivadores.
Así que, al parecer, está comenzando una nueva era de la caficultura colombiana, en la que hay que buscar que el trabajo de quienes se dedican a ella se transforme en calidad de vida para amplias zonas de la geografía nacional. Hay que acompañar al nuevo gerente y dar los pasos que lleven a que la siembra de café siga siendo un buen negocio. También es importante continuar pensando en las ayudas necesarias para hacerle frente a las consecuencias de la sequía que viene afectando los cultivos. Por fortuna, la alta cotización del dólar es un aliciente para no perder el impulso en el trabajo de los cafeteros, pero aún falta mucho para poder decir que el gremio puede estar tranquilo.
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