El retraso y cancelación de vuelos en casi todas las terminales aéreas por cuenta de los contratiempos sufridos en el aeropuerto El Dorado de Bogotá evidencian que estamos lejos de tener un sistema moderno como tanto se pregona. Parte del problema es que un alto porcentaje de la operación aeronáutica pasa por la capital de la República indefectiblemente. Por esto los imprevistos que afectan sus pistas, afectan otros lugares. Si a eso se suma que la mayoría carecen de las radioayudas para volar en condiciones adversas, el colapso de la operación es inminente.
Las lluvias y la nubosidad no pueden convertirse en factor permanente de los cierres en la principal estación aérea del país. Se requieren de las radioayudas y demás equipos, de inversión que transforme el aeropuerto El Dorado en ejemplo internacional. Están muy bien las obras que se vienen haciendo allí para comodidad de los pasajeros, para brindar mayor seguridad, pero de poco servirá toda esta modernización si no se incluye la suficiencia tecnológica que haga realmente que un cierre o la cancelación de vuelos sea algo extraordinario, porque ahora es rutinario. El mal tiempo no puede convertirse en excusa recurrente en esa ni en ninguna terminal. Ya se ve cómo cuando se cuenta con suficientes equipos de aeronavegación en muchos aeropuertos del mundo aterrizan sin contratiempos. Aquí tenemos que llegar a eso.
El puesto de mando unificado que se anunció el viernes y que se espera que esté atento a brindar soluciones en tiempo real hasta enero, cuando se supone que van las condiciones climáticas actuales, sigue siendo un paño de agua tibia. Es evidente que se vienen haciendo esfuerzos para modernizar las pistas y los equipos. Ya vemos cómo se hace una cuantiosa inversión en el aeropuerto Matecaña, de Pereira, y en el de Armenia, pero como viene sucediendo desde hace rato, Manizales parece no estar en el plan de la Aerocivil. Ni la llegada al Ministerio de Transporte de manizaleños ha cambiado esta mirada prevenida de ese organismo hacia nuestra región.
Con más aeropuertos de calidad y capacidad Colombia sufriría menos con los rigores del clima. De ahí la importancia de que se rescate Aerocafé, que no ha pasado de las mesas de trabajo, y mientras tanto se necesita equipar la terminal de La Nubia con ayudas que impidan que cualquier nube obligue al cierre de la pista. Ahora se habla de que el ILS de nivel 3 que permitirá el aterrizaje en El Dorado en condiciones de nubosidad estará listo en junio del 2017, lo que con este caos parece lejano. Ojalá no se retrase y mejor aún que se pueda anticipar su puesta en funcionamiento.
Colombia es paso obligado para las aeronaves que van del sur al norte del continente. Por eso se necesita tener la capacidad de operación disponible al ciento por ciento. De lo contrario, se pierde competitividad. ¿Es hora de revisar si Catam se debe trasladar? La Aerocivil debe trazar un plan ambicioso y medible para superar situaciones como la de estos días. Ha dicho su director, Alfredo Bocanegra, que esta crisis les da la oportunidad de mejorar. De hecho el ministro de Transporte, Jorge Eduardo Rojas, ordenó invertir en los equipos necesarios para que un avión atravesado en la pista de El Dorado no se tarde más de una hora en ser retirado. Es increíble que hayan tenido que suceder dos eventos de estos en una misma semana en Bogotá para que se den cuenta que se necesitan. Eso no tiene nombre diferente a la imprevisión.
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