Los argentinos eligen hoy a su próximo presidente, en reemplazo de Cristina Fernández de Kirchner, después de una larga y agotadora campaña, llena de intrigas y promesas. También hoy podrían llegar a su fin 12 años de kirchnerismo en el país suramericano, en el que gran parte del pueblo clama por profundos cambios, debido a una crisis económica que tiene a Argentina en tensión con los poderes financieros del mundo.
A pocas horas de que se abran las votaciones, el líder de las encuestas es el empresario conservador Mauricio Macri, de Propuesta Republicana y de la alianza opositora Cambiemos, quien con un discurso de unidad pretende derrotar al oficialista de centroizquierda Daniel Scioli, del Frente para la victoria, quien pese al apoyo del gobierno de Fernández ve complicada la posibilidad de darle un respiro a la desprestigiada casa Kirchner.
Scioli, heredero del peronismo que ha influido tanto en la política argentina desde mediados del siglo pasado, espera darle vuelo a una propuesta de continuidad que tiene divididos a los ciudadanos. Los sondeos ubican a Macri entre 6 y 7 puntos por encima de Scioli, pero hay 10% de indecisos entre los 32 millones de potenciales votantes, por lo que aún nada está escrito en los comicios argentinos, tomando en cuenta, además, que allí el voto es obligatorio para las personas entre 18 y 70 años.
En la primera vuelta del pasado 25 de octubre, el primer lugar en las votaciones fue ocupado por Scioli (37%), quien no alcanzó el porcentaje necesario de apoyo para recibir de una vez la banda presidencial (40 puntos y una diferencia de 10 sobre el segundo), por lo que fue necesaria la segunda vuelta que se vivirá hoy, de la saldrá que un triunfador. Como es la primera vez que en este país se da el fenómeno de la segunda vuelta presidencial, hay gran expectativa en todo el mundo acerca de su desarrollo y resultados.
Scioli partió con ventaja, al punto de que siempre fue considerado favorito. Tras los resultados de la primera vuelta, hasta miembros de su movimiento político y funcionarios del gobierno de Fernández han criticado algunas de sus propuestas, por lo que no la tendrá fácil hoy en las urnas. Si Macri gana será la primera vez en 100 años que se elige a alguien que no pertenece al peronismo ni al partido radical socialdemócrata, las dos fuerzas que han regido la vida política de Argentina desde principios del siglo XX, esto sin contar desde luego la dictadura militar que manejó al país durante varios lustros.
Se espera que la Dirección Nacional Electoral (Dine) realice un trabajo transparente y que, tal y como se ha anunciado, los resultados se conozcan con rapidez y que no generen suspicacias. La idea es que antes de la medianoche los argentinos sepan quién es su próximo mandatario, y que cualquiera que sea el resultado sea aceptado sin resistencias por los opositores. Vendrá luego un rápido proceso de empalme, de tal manera que el 10 de diciembre llegue el nuevo huésped a la Casa Rosada.
Lo que pase hoy en Argentina tendrá un importante impacto para la política del continente, ya que podría romperse la alianza que han mantenido el gobierno de ese país con el de Venezuela, en donde el régimen chavista también será puesto a prueba en las elecciones regionales del 6 de diciembre. Como están las cosas, en el vecino país los partidos opositores podrían tener una ventaja que llevaría a mayores cambios más adelante.
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