Apropiación del Paisaje Cafetero

En hechos concretos, como la formulación de un contrato plan bien estructurado y coherente que logre el sostenimiento y aprovechamiento al máximo del patrimonio que tenemos.

La declaratoria hace un año del Paisaje Cultural Cafetero como Patrimonio de la Humanidad nos llenó de ilusión a todos los habitantes de esta región, debido a las positivas consecuencias de tal determinación de la Unesco. Sin embargo, parece que fue tal el impacto de la noticia que aún no nos reponemos y apenas hasta ahora comienzan a verse síntomas de apropiación, a los cuales aún les falta mucha estructura para que finalmente se traduzcan en bienestar para todos los habitantes del Eje Cafetero.

A comienzos de esta semana, en Marsella (Risaralda), lograron reunirse 46 de los 47 alcaldes de los municipios que son cobijados por dicha declaratoria y conformaron la Asociación de Municipios del Paisaje Cultural Cafetero, a través de la cual esperan trabajar para ir concretando cada uno de los sueños de región que se tienen y unificar las voces en procura de gestionar recursos ante el Gobierno Nacional. Tenemos el reto de que en el 2016, cuando el organismo internacional evalúe si somos merecedores de seguir teniendo una identidad privilegiada ante el mundo, no haya la más mínima duda.

Tras varios meses de adormilamiento parece que ahora sí comienza a configurarse el entusiasmo que se necesita para concretar distintas iniciativas, las cuales además de ser apropiadas por todos los habitantes de la región, requieren un fino sentido para establecer prioridades y lograr distribuciones equitativas de recursos, de tal manera que el Paisaje Cultural Cafetero se impulse firme y seguro, pero sobre todo uniforme, con el fin de que los beneficios que traiga también se irriguen y repercutan en el fortalecimiento integral de la región.

Si bien la idea central es que nos esmeremos en conservar lo que tenemos gracias a la cultura cafetera, que nos ha acompañado por cerca de un siglo, se trata sobre todo de ser creativos en potenciar todos esos valores y convertirlos en herramientas que sigan ayudando a fortalecer nuestra sociedad y nuestra economía alrededor de una idea de región, que en el caso de la cafetera disfruta de principios indiscutibles de identidad a los que a pesar de estar siempre presentes les ha faltado cohesión, debido a los celos internos entre subrregiones basados en argumentos que no resisten el más superficial de los análisis.

Por eso, dejando atrás el pasado de discordias sin sentido, llegó la hora de trabajar en equipo en hechos concretos, como la formulación de un contrato plan bien estructurado y coherente que logre el sostenimiento y aprovechamiento al máximo del patrimonio que tenemos. Nos llegó la hora de apropiarnos de ese logro internacional como región y seguir proyectándonos juntos, y sacando ventaja además de las herramientas que ahora nos entrega la nueve Ley de Ordenamiento Territorial, para que todo lo que hagamos también tenga impacto en la lucha contra la pobreza y en una distribución más equitativa de las riquezas.

Se cuenta hasta el momento con proyectos por cerca de $120 mil millones orientados al mantenimiento de vías terciarias, el mejoramiento de viviendas tradicionales, la sostenibilidad del cultivo del café, la Ruta del Café y la conectividad, entre otros, pero lo más importante es que haya un aprovechamiento de los recursos que logren en verdad desarrollos que hagan cada vez más sobresaliente a toda esta región ante Colombia y ante el mundo, y con los que sobre todo se mantenga y fortalezca la cultura cafetera en esta estratégica región del centro del país.

En los temas de turismo, por ejemplo, hay que unificar esfuerzos y criterios, para que los visitantes encuentren propuestas claras acerca de los recorridos que pueden hacerse y de la variedad que van a encontrar, de tal manera que siempre haya
opciones novedosas. Tenemos arquitectura, fiestas, folclor, gastronomía, toponimia, juegos, artesanías y muchos otros atributos que podemos potenciar, para lograr inmensos beneficios futuros.