La universidad en el campo

Duvan Emilio Ramírez*

LA PATRIA | MANIZALES

Diversos estudios han indicado que la acumulación de capital humano y capital social han sido más importantes en el proceso de desarrollo de las naciones que la posesión de riquezas naturales. El capital humano está conformado por la educación y el estado de la salud que permita a los ciudadanos poner al servicio de la producción el conocimiento adquirido por medio de la educación; de esta manera se puede elevar la productividad y competitividad de una economía.

El capital social resulta de la existencia de reglas de juego claras, respetadas por todos y de una institucionalidad que haga respetar esas reglas de juego, lo que facilita la generación de confianza que estimula los procesos de asociatividad de agentes de diversos orígenes en la organización social.

En la perspectiva de la educación, es necesario un proceso de democratización del acceso a los diferentes niveles de formación de tal manera que todos puedan lograr el nivel educativo que ellos desean, y que el grado de desarrollo de la sociedad les demande; garantizar el acceso a la educación constituye un elemento fundamental para lograr democracia política y económica.

En este sentido, en Caldas se ha venido construyendo una importante alianza entre diversas organizaciones de los sectores público y privado, que le está apostando a la democratización de la educación permitiendo que cerca de 800 jóvenes que estarían marginados de cualquier posibilidad de acceso a la universidad, puedan obtener formación profesional. Esta alianza es una muestra de los avances que en materia de capital social se han venido generando, lo que permite incrementar la confianza entre el sector privado, el sector educativo y el estado, sin necesidad de recurrir a universidades de otros lugares del país.

Se trata del programa la Universidad en el Campo que coordina el Comité Departamental de Cafeteros en alianza con la Chec, el Fondo Nacional del Café, la Secretaría de Educación del departamento, colegios de diferentes municipios, las Universidades Católica de Manizales, de Caldas y Universidad de Manizales, quienes bajo la modalidad de articulación con la educación media y usando el modelo Escuela Nueva, vienen desarrollando un programa que permite a jóvenes campesinos de diversas veredas ingresar a programas de educación superior técnicos y tecnológicos.

Lo más interesante del proceso es que se ha orientado a permitir a jóvenes de bajos ingresos el acceso a la Educación Superior pertinente de acuerdo con la vocación productiva de los municipios, lo cual contribuirá a mejorar las técnicas productivas que se usan en las diferentes zonas que están siendo beneficiadas por la iniciativa. No se trata solamente de formar profesionales que luego de tener un título solo les sirve para migrar de sus veredas; se busca que los beneficiarios puedan aplicar ese conocimiento en sus lugares de origen.

De esta forma se contribuye a disminuir la migración campo-ciudad, liberando a Manizales de la presencia de personas sin una adecuada formación para el trabajo que vienen a presionar el mercado laboral.

Esta es una muestra que en Manizales y Caldas existen universidades con capacidad para emprender diferentes procesos que contribuyen a formar las personas que el sistema productivo necesita y que no es necesario acudir a organizaciones foráneas cuando de impulsar procesos orientados a crear condiciones para el desarrollo se trata. Pero también es una demostración que la existencia de confianza entre los diferentes actores sociales y económicos y políticos permite la creación de programas que contribuyen a mejorar las condiciones de vida de la población.

* Economista.

duvramirez@hotmail.com