Osvaldo Hernández
LA PATRIA I Manizales
La oportunidad que esperaron por años llegó con la oferta de venir a Manizales para hacer una veeduría con el Once Caldas.
Paolo*, Roberto*, Michael* provienen de familias de bajos recursos, que cultivan yuca, ñame, plátano, maíz y que consiguieron los recursos para ayudarles a lograr el sueño de sus vidas.
Sin embargo, hoy, 26 días después, ellos y cuatro compañeros más se sienten engañados. La veeduría prometida, la plata invertida y los sueños trazados, no aparecen.
En diciembre pasado, dicen los jugadores, le escucharon la propuesta al profe Rodolfo, un cazatalentos para el Atlético Sucre, un equipo aficionado que tiene sede en Sincelejo. Cada uno debía pagar $840 mil. Las familias sacaron los ahorros, hicieron colectas y rifas para juntar el dinero.
Los deportistas cuentan que el dinero de la veeduría se lo entregaron a Segundo Salas, presidente del Atlético Sucre: "Dimos la plata, me pareció curioso que no permitió que se le consignara".
Después de haber pagado, les dieron el itinerario: "Nos dijeron que debíamos estar el 3 de enero en Manizales para hacer la veeduría el 5. Aceleráramos todo para poder viajar", cuenta Paolo, de 21 años.
Todo estaba listo cuando les dijeron que la veeduría se postergó. Se desplazaron el 9 y llegaron el 10 a Manizales: "Nos hospedamos en un hotel que hay cerca al Terminal de Transportes".
Segundo Salas, el presidente del Atlético Sucre, es también docente de ciencias sociales. Da su versión: "Mi responsabilidad es ayudar a los deportistas a cumplir sus sueños. Tengo un amigo, Javier Arango Cardozo, promotor deportivo, hablamos de la posibilidad de proyectar a los muchachos en el país".
El dirigente dice que cada deportista le entregó $700 mil y se los giró a Javier Arango.
Tres días después, cuatro de ellos salieron del hotel para una casa en La Enea. Los otros tres permanecieron allí, a la espera de la veeduría, que no aparecía supuestamente por la pandemia y las medidas que emitió la Alcaldía de Manizales.
"Eso nos decían, que no se podía hacer y todo fue muy maluco porque estábamos encerrados", cuenta Roberto.
Ante este escenario, un padre, preocupado por el encierro y la opción de la veeduría, contrató a un entrenador personalizado que terminó preparándolos a todos.
El elegido fue Hoimer Martínez, exportero del fútbol aficionado. En medio de la rutina, Martínez les consiguió una sesión de fútbol en el Polideportivo de Villamaría. La idea era moverlos ante un club local.
Ese día, el pasado jueves, en las gradas estaban William Cuervo y Neys Nieto, del Once Caldas, quienes esperaron a que terminara el primer tiempo, bajaron al campo y les explicaron a los deportistas que el Club no tenía ninguna veeduría programada, que no creyeran en quienes usan el nombre y el escudo del equipo para prometer lo que no pueden cumplir.
"Cuando escuché eso me desplomé, porque mis padres me dieron lo que tenían y mire ahora lo que estamos viviendo", cuenta con voz entrecortada Michael, de 19 años.
Tanto Cuervo como Nieto buscaron ese día al empresario Javier Arango, pero no lo encontraron. Vía telefónica dijo que estaba en Pereira y no los podía atender en ese instante.
Paolo asegura que Javier Arango, quien los trajo a Manizales, les ha cobrado más dinero ($800 mil) con la promesa de entrar directamente a la Primera C del Once Caldas, sin necesidad de la veeduría.
El señalado responde que es para pagar las transferencias de Liga a Liga (Ver recuadro Estoy sorprendido). Fabio Alberto Aristizábal, presidente de la Liga Caldense de Fútbol, explica que ese derecho vale en promedio $380 mil.
El presidente del Atlético Sucre cuenta cómo nació el contacto en el Once Caldas: "Javier Arango y su hermano Rubier tienen contacto con Guillermo Parga, técnico de las divisiones menores, quien avala el proceso". Agrega que esta semana viajará a Honda (Tolima) para cerrar un proyecto, según él, serio, donde los deportistas tendrán una nueva oportunidad.
Cuenta que no es la primera vez que participan en una veeduría, que el año pasado lo hicieron en Cali, pero se acabó por la pandemia.
Explica que Javier Arango les debe responder a los deportistas por los $840 mil que invirtieron para una veeduría que no existió.
Paolo, Roberto y Michael cuentan el drama de ellos tres y cuatro compañeros más, pero Javier Arango, el empresario, habla de otros siete para 14 en total.
"No sé con qué cara volver a la casa, cuando allá dejaron de comer por ayudarme y vea lo que nos pasó", dice Michael, de 17 años en medio del desconsuelo.
Un mes después de haberse emocionado con la oportunidad de sus vidas, viven hoy en medio de la incertidumbre porque ni pasaje tienen para devolverse a sus hogares con las manos vacías.
* Los nombres de los deportistas fueron cambiados por seguridad.
Guillermo Parga, mencionado por Segundo Salas, como el nexo en Manizales para la traída de los jugadores del Atlético Sucre, se mostró preocupado. Agregó que si bien es cierto que tiene contacto con la dirigencia del Atlético Sucre, no es verdad que haya vendido la idea de una veeduría con el Once Caldas.
"No sé de dónde sacaron o quién se inventó que la veeduría era con el Once Caldas, no, es con Academia Once Blanca, mi club. En este proyecto nada tiene que ver el equipo profesional".
Puntualizó la relación que tiene con la dirigencia de la Costa Atlántica: "Ese es un proyecto que hemos venido hablando con Rubier Arango, un dirigente de la Costa. Queremos armar con Academia Once Blanca, mi club, un equipo de Primera C".
Parga es hoy el técnico de la categoría Sub-16 del equipo profesional de Caldas.
Javier Arango Cardozo, el empresario que trajo a los jóvenes deportistas a Manizales, se declaró sorprendido con lo sucedido.
"No estoy haciendo algo indebido. Me hablaron de unas veedurías en el Once Caldas y armaron el proyecto con los muchachos que juegan con el Atlético Sucre, de Sincelejo".
Asegura que desde el Once Caldas le informaron de las veedurías y que por eso llegaron. No quiso decir quién del onceno caldense le notificó sobre el evento: "Iba para otro lado, pero me hablaron del Once Caldas, su Primera C y sus veedurías".
Indicó que la plata que les pidió a los deportistas fue para costear el valor del transporte, el hospedaje y la alimentación: "Incluso, habíamos programado esto para menos tiempo y les hemos respondido todo el tiempo, nada les ha faltado".
Contó que trajo 14 deportistas en varias tandas y que nada tiene que ver con la documentación que presentó el Once Caldas el pasado jueves para explicarles a los jugadores que todo es una estafa: "No tengo nada que ver con eso".
Dice que irá a las oficinas del Once o a donde sea para explicar el caso: "No soy tan inocente para meterme a la boca del lobo. Me hablaron de una veeduría, a eso llegamos y tengo entendido también que la pandemia ha alterado muchas actividades en el mundo".
Explicó por qué les está pidiendo más plata a los deportistas que están libres: "Para pagar los derechos que exigen las ligas".
Finalmente, aseguró que no es agente de jugadores y que hizo esto porque se lo pidieron en el Atlético Sincelejo.
En el Once Caldas se enteraron del caso por los rumores callejeros. Les hablaron de una veeduría del Club, que no existe aún por la pandemia y empezaron a averiguar.
Detectaron que hay un documento, falso, en el que utilizan el nombre y el escudo del Club para hacer acuerdos con incautos deportistas. El caso está en el departamento jurídico del equipo porque, al parecer, hay empleados involucrados en el tema.
El pasado jueves el Club emitió un comunicado indicando que no tiene ningún vínculo con la Asociación Deportiva Once Caldas.
Luis Eduardo Duque, secretario de deporte, recreación y cultura de Risaralda, expresó su preocupación porque allí también hay antecedentes. La madre de uno de los niños
engañados, contó: "Sospeché porque no hubo convocatoria abierta en los medios de prensa y nos restringían la comunicación a dos números telefónicos. Me pareció raro, además, no hubo pruebas reales cómo debían ser, los pusieron a jugar fútbol en una cancha".
Germán Steven Giraldo, joven que participó en una veeduría, promocionada a nombre del San Lorenzo de Almagro, de Argentina, dijo: "Siento que jugaron con uno. Somos muchos jóvenes que queremos ser futbolistas. Me siento mal, muy dolido, era una esperanza para mí y creía que era una oportunidad. Cuando un club te quiere no te va a cobrar un mundo de plata y esto era lo que nos estaban pidiendo".
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