EFE | LA PATRIA | Francia
Chris Froome (Sky) iluminó ayer el atardecer de París, con el maillot amarillo que lo acredita como vencedor de la centésima edición del Tour de Francia, lo que supone la consolidación del imperio británico, ya que sucede en el palmarés a su compatriota y compañero Bradley Wiggins.
Froome, nacido en Kenia hace 28 años, escuchó el himno cuando ya era de noche en la Ciudad de la Luz, acompañado en el podio por el colombiano Nairo Quintana (Movistar) y por el español Joaquim "Purito" Rodríguez (Katusha).
"Creo que voy a necesitar mucho tiempo para darme cuenta de que este sueño es realidad", afirmó el ciclista, que estuvo acompañado de su novia, Michelle Cound.
El británico dedicó el triunfo a su madre, fallecida dos semanas antes de que el pedalista debutara en su primer Tour en 2008: "si hubiera estado aquí, estaría orgullosa".
Froome afirmó que "ha sido una edición extraordinaria del Tour" y agregó que "la llegada nocturna de la última etapa la convierte en perfecta".
El ganador se refirió también a las dudas que pesan sobre él por dopaje y, aunque las consideró "lógicas por el pasado que ha tenido este deporte" reiteró su limpieza.
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