El 17 de octubre pasado el Once Caldas evitó la liquidación y pasó a manos de Kenworth de la Montaña. Aquí, Duván Vásquez y José Manuel López, vendedores, y Jaime Pineda, comprador.
Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
Los dos tocaron fondo. El Once, el equipo profesional, iba rumbo a la liquidación por malas decisiones de quienes lo orientaban; y el deporte aficionado hizo el "papelón" en los pasados Juegos Deportivos Nacionales y desde hace 12 años paga las consecuencias de direccionamientos equivocados.
Sin embargo, y a pesar de los malos resultados, los dos encontraron a las personas que les tendieron la mano y prometen llevarlos a los sitiales que hasta hace poco ocuparon. El Once, por ejemplo, fue llamado el equipo de la década, pues no solo ganó la Copa Libertadores de 2004, sino también ganó tres ligas colombianas, y la actividad aficionada alcanzó a ser séptima en los Juegos Nacionales de 2000, en Boyacá y Nariño.
No obstante, en medio de las dificultades aparecieron los esfuerzos individuales y las grandes gestas de la triatleta Maira Alejandra Vargas, el ciclista Óscar Eduardo Sánchez, el ciclomontañista Marcelo Gutiérrez y otra serie de deportistas de la región.
El ángel salvador del Once
No se sabe cuál de los dos fue más importante. Si el que compró o el que insistió para la venta y la compra. Lo cierto del caso fue que el 15 de octubre pasado, Duván Vásquez, gerente general en ese entonces, agobiado por las deudas y la incertidumbre, se enteró de que Jaime Pineda, el dueño de Kenworth de la Montaña, estaba en la ciudad, y lo buscó para ofrecerle de nuevo el equipo.
Pineda había mostrado interés por comprar el paquete accionario de los mayoritarios, pero el pedido era muy alto. Incluso, se dijo que ya había descartado la opción de invertir en el onceno caldense.
Sin embargo, Vásquez, a quien le tocó "torear" la época más difícil del Club en toda su historia, lo buscó de nuevo ese día y terminaron haciendo el negocio que hoy salvó al excampeón de América.
Sentados en la sede social y deportiva cerca a Chinchiná, la que no conocía Jaime Pineda, convencieron a los demás mayoritarios y el Once Caldas, hasta hace dos años corporación sin ánimo de lucro, pasó a manos de la empresa antioqueña, la cual asumió pasivos por $25 mil millones.
Kenworth de la Montaña les pagó a $14 pesos cada acción a José Manuel López, Jorge Iván Jiménez, Jesús Bernardo Gallego, Jorge Eduardo Botero y Duván Vásquez, los dueños, y a 15 personas más, pero también asumió las deudas.
Hoy, dos meses y medio después del acuerdo y el esfuerzo de Duván Vásquez por encontrar la solución, el Once muestra un panorama diferente. Avanza en su proceso organizacional, lentamente se pone a paz y salvo con los acreedores menores y armó un equipo competitivo para el 2013.
Pasos hacia la recuperación
Darle al deporte las herramientas que necesita es imposible. Siempre habrá alguien, las potencias, bien sea regional, nacional o internacional que haga algo mejor, económica o deportivamente.
Sin duda, los Juegos Nacionales se miden por las medallas. El que gana las de oro está arriba. Los demás, a pesar de las excusas, son perdedores. Para la muestra un botón, en las justas del año pasado, Risaralda, con 11 de oro, fue séptimo; Caldas, con dos de oro, apenas ocupó la casilla 18.
Hacer un diagnóstico en el departamento es recaer sobre algo que todos conocen con anticipación: problemas estructurales del ente que maneja esta actividad en Caldas; falta de recursos económicos; carencia de procesos deportivos ideales para obtener resultados y mejor desarrollo de las actividades.
No obstante, el año pasado el deporte de Caldas vivió principios de lo que puede ser su recuperación, pero siempre y cuando continúen las mejoras y haya continuidad de ideas.
Primero, el gobernador, Guido Echeverri, atendiendo una promesa cuando era candidato manifestó la idea de analizar la viabilidad y los beneficios jurídicos, administrativos y económicos para pasar de Secretaría a Instituto. Así opera desde el 2001, cuando se creó por Ordenanza.
En ese cambio dejaron por fuera a dos sujetos vitales en el deporte: técnicos y medicina. Los primeros sufren año tras año porque los contratan tarde y no les pagan a tiempo, y los segundos, a pesar de que van por contrato, cumplen con eficiencia las necesidades de los deportistas.
El Gobernador nombró en enero pasado a Fabio Andrés Hincapié Meza. El exfutbolista profesional tuvo tropiezos para acomodarse, pero con el paso del tiempo y con eficiencia, optimización de recursos y gestión, se ganó el cariño de técnicos, dirigentes y deportistas.
Aunque se admite la crisis, a Hincapié Meza le reconocen su transparencia y gestión. El mes pasado premió a los deportistas que ganaron medallas en los Intercolegiados con recursos que le sobraron de los Juegos Nacionales. Peso que sobró, peso que reinvirtió en otras actividades.
Además, vinculó a 15 empresas privadas con las que recibió recursos e implementación para dotar las instalaciones de las ligas o para uniformar a las delegaciones que compitieron afuera.
Incluso, allegados al secretario cuentan que no se amilanó ante las presiones de los políticos y se enfrentó a ellos sin importar las consecuencias que pueda traer hacia el futuro.
En términos generales, el deporte caldense tocó fondo en el 2012, pero encuentra la luz al final del túnel.
Manizales mejora
Sin duda que la Administración Municipal que encabeza Jorge Eduardo Rojas saca un balance favorable con el deporte. Recuperó el baloncesto profesional después de nueve años de inactividad, patrocinó los equipos de fútbol de salón y de ciclismo, y duplicó el tamaño de la ciclovía dominical.
A lo anterior, se suma el convenio con la empresa privada para dotar de piso nuevo las canchas de baloncesto y voleibol de la Unidad Deportiva Palogrande.
Además, recuperaron los Juegos Intercolegiados como espacio para el nacimiento de los procesos deportivos y la oportunidad para los jóvenes de la ciudad.
Pero no todo fue color de rosa. La Secretaría requiere de más recursos porque debe hacer mantenimiento de los escenarios deportivos del Municipio, los cuales, en su mayoría, están en mal estado. Por ejemplo, en la pista de microfútbol o patinaje artístico, no hay iluminación, servicios y los aficionados se mojan más adentro que afuera, cuando llueve.
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