Con la Selección, de la ilusión al desconsuelo

Camila Espinosa
LA PATRIA | Manizales

"Lo triste es que Colombia demostró que tenía con qué ganar, pero la suerte no nos acompañó", esa fue la descripción de Yaneth Buitrago sobre la derrota de la tricolor ayer contra Inglaterra.

Con el penalti que anotó Eric Dier, el de la clasificación de los ingleses, en el sector de El Cable se escuchó un lamento, después quedó todo en silencio, hasta que llegaron los aplausos para José Pékerman y sus dirigidos por luchar con las botas puestas.

"No hay reproches, nos hicieron vivir un sueño y lo único que tenemos son palabras de agradecimiento por hacernos felices cuando juegan", dijo Angie Cruz.

No hubo animador ni vuvuzuelas que sonaran cuando se terminó el partido, para acabar con la tristeza de la eliminación, la que se rozó en el minuto 90 del tiempo reglamentario, pero a la que se negó Yerry Mina, una torre, la más emblemática de la Selección, como El Cable para Manizales.

Fueron 120 minutos de espera, angustia, fuerza, alegría, ilusión, tensión y eliminación. Seguro cuando se habla de montaña rusa tiene que ver más con esto que con juegos de diversiones. Hasta el sol salió de su escondite e hizo parte de la marea amarilla que se formó, a 10 mil kilómetros, para apoyar a la Selección.

Contrastes

Con los himnos llegaron las promesas por si Colombia pasaba, también bendiciones y abrazos entre amigos para soltar la adrenalina. "Si ganamos voy a Buga a pagar promesa", afirmó Jónathan Zapata, mientras suplicaba al cielo para que la tricolor avanzara.

Rodó el balón y la angustia se apoderó de los hinchas. "Cómo nos hace de falta James, él marca mucha diferencia", sentenció Argelis Álvarez.

Hasta que llegó el punto más oscuro de la noche. Harry Kane anotó, luego de que el árbitro pitó un penalti. Desde ahí no hubo uñas que aguantaran, ni corazón que tuviera las pulsaciones normales.

El tiempo se agotó. En contra no solo estaban los ingleses, también el reloj, pero no contaron con Mina y su cabezazo, con el rey de Guachené (Cauca) que saltó como un Dios, para darle vida a Colombia. "Si metimos ese gol es porque vamos a clasificar", sentenció Edwin Franco.

El respirador que puso Mina duró 30 minutos de juego hasta llegar a los cobros desde el punto penalti, los mismos que enviaron a Colombia a empacar maletas y que hicieron desocupar El Cable en menos de 10 minutos.