Chalarca, José. El biblionavegante – Un viaje por la cultura del mundo. Común Presencia Editores. Bogotá, 2014.
Fernando-Alonso Ramírez
En Twitter: @fernalonso
El escritor y pintor manizaleño José Chalarca recopila en El biblionavegante – Un viaje por la cultura del mundo opiniones expresadas en 33 años de escritura sobre autores, libros, cambios en la cultura universal y preocupaciones sobre la pérdida del humanismo por darle preponderancia a la técnica, entre otros. "La carencia de formación humanística es la causa determinante de que el hombre de ahora (…) carezca de la dimensión profundidad" (1982).
Sus primeros escritos fueron publicados precisamente en LA PATRIA desde 1961 y luego su pluma lúcida fue convocada a escribir en varios medios del país con escritos reflexivos, principalmente sobre literatura. En esos primeros escritos, compilados en este volumen, se puede ver al hombre preocupado por una Manizales que empieza a remplazar sus árboles por pavimento y vidrio: "La ciudad está desnuda porque le han quitado su ropaje verde; ¡se han llevado los árboles!" (1962). Ahora tenemos esta gris ciudad.
Esos años 60 de preocupación por la naturaleza, por la extinción de los pueblos aborígenes deja ver también lo que fueron sus influencias literarias, no otra cosa que la vida misma. Ya lo había mencionado Roberto Vélez Correa, el desaparecido autor caldense en su Historia crítica: "Sin duda Chalarca es un autor bajo las presiones y la fiebre ideológicas de los años 60, década de levantamientos estudiantiles, reivindicaciones sociales, existencialismo tardío, Frente Nacional, hippies, liberación femenina, el despunte de la droga y tantos otros fenómenos históricos que afectaron la sensibilidad artística de los intelectuales que decidieron asumir el riesgo de la estética, esta vez del lenguaje".
Chalarca es un cuentista destacado. Sus textos, desde escritos para niños hasta tremendistas, son capaces de narrar esa Colombia perdida en antivalores del dinero fácil, del cristianismo hipócrita, temas a los que también se refiere en sus artículos de prensa y ensayos que recoge en El biblionavegante.
En sus textos, Chalarca, por ejemplo, defiende la literatura tan fustigada por muchos sobre la sexualidad de los niños, porque considera que ese es el momento en que más libremente se puede esta aprender sin dogmatismos, ni censuras. Su preocupación por los niños y por su felicidad es reflejo de esa novela llamada Diario de una infancia (1984), el mismo libro en el que ya advertía de la perniciosa influencia de la televisión, asunto sobre el que vuelve en varios artículos: "La imagen hipervalorada, elevada a categoría suprema, manipulada por gentes inescrupulosas, puede convertirse, sin duda alguna, en el mayor enemigo de la humanidad y precipitar su destrucción" (1982).
Para alguien que escribe de libros y autores resulta muy interesante que privilegie en la compilación, en su orden, no las fechas de publicación, sino los temas y es así como se encuentran artículos seguidos sobre un mismo autor, con varios años de distancia, pero que ilustran mejor al lector sobre lo que piensa el crítico de esa obra o de la evolución o involución del escritor.
El ensayo para hablar de sus influencias o afinidades no es asunto nuevo en Chalarca. Un ejemplo de su rigor al abordar este género fue Marguerite Yourcenar o la profunidad, libro en el que diseccionó la obra de la italiana hasta redescubrir en ella fortalezas que lectores de no tanto entrenamiento pasamos inadvertidos. Él, lector hasta el tuétano, tiene la virtud de antojarnos para tener nuestra propia experiencia con los autores.
También aparece crítica sobre el arte, durísima con el contemporáneo, por ejemplo: "...y agradecer el buen servicio de los periódicos que nos evitan el viaje al Museo Nacional para contemplar, como obra de arte, lo que puede hacer el azar en cualquier basurero".
Así pues que en esta obra Chalarca nos da pistas de sus afinidades intelectuales, de sus preguntas vitales, de sus dudas sobre el futuro de la cultura de la humanidad y, sobre todo, se deja ver en su evolución en el tiempo, con ese ojo crítico que solo da la lectura profunda y el diálogo con las obra de los autores. Así se encuentran sus primeros textos sobre Manizales y sus últimos plagados de la cultura universal apropiada con el tiempo, hasta meterse con la Encrucijada de Siria, de escritura reciente, que cierra el texto con un recorrido histórico por este país eternamente invadido.
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