El desarrollo económico se da en las ciudades. Aquel mito romántico que afirma que el progreso está en el campo, jamás ha sido corroborado por las implacables estadísticas. Gracias a esto, cada vez más personas se mudan a las ciudades. Hoy, más de la mitad de la población mundial vive en ellas. Y todos los días, especialmente en países en desarrollo, se observa cómo millones de personas migran del campo a las urbes.
Este fenómeno se da por muchas razones y puede haber una profunda discusión al respecto. Sin embargo, la principal causa por la cual millones de personas deciden dejar el campo para vivir en los centros urbanos radica en las mejores condiciones económicas que ofrecen las ciudades. Un jornalero del campo que se va para la ciudad a manejar taxi, o a poner un puesto de arepas, puede ver que su ingreso se multiplica por tres o cuatro veces. En algunas ocasiones estas personas pueden educar a sus hijos. Es así como se generan las clases medias. Basta ver los casos de Brasil y China.
En el caso de Colombia, la situación no es diferente. A Bogotá, cada año llegan aproximadamente el mismo número de habitantes que vive en Manizales. A Medellín, miles de campesinos llegan cada año al igual que a Cartagena y a Barranquilla. ¿Por qué razón sucede esto? Mejores oportunidades de ingresos y mayor nivel de vida.
Sin embargo, desde cuando era pequeño, la población de Manizales no crece. Durante los últimos años el número de habitantes ha permanecido estancado en aproximadamente 400.000. ¿Por qué motivo Manizales no ha experimentado el mismo fenómeno que muchas otras ciudades del mundo?
Si suponemos que la principal razón de inmigración hacia una ciudad radica en las oportunidades económicas que esta ofrece, podemos concluir que la "ciudad de las puertas abiertas" no brinda los suficientes incentivos para hacer que más personas vivan allí.
Pero, ¿por qué no hay oportunidades que generen un desplazamiento hacia la ciudad? Creo que esta pregunta excedería la intención de esta columna. Sin embargo, y corriendo el riesgo de caer en la superficialidad, lo resumiría en dos puntos. Primero; Manizales está profundamente cerrada geográficamente lo que la hace incapaz de ofrecer beneficios económicos relacionados con el comercio internacional de manufacturas. Las vías terrestres, aéreas y fluviales no nos favorecen, y son pocos los productos manufacturados en los que Manizales tiene una ventaja competitiva para exportar. Cabe recordar que el comercio internacional es el principal generador de riqueza y bienestar en una sociedad.
Segundo; existe un círculo vicioso que se traduce en la imposibilidad de generar oportunidades económicas en el sector servicios y comercio. Cuando un campesino no ve los suficientes incentivos económicos para mudarse a Manizales, este decide viajar a otra ciudad o en algunas ocasiones prefiere quedarse en el campo. Ante esta situación, la población de Manizales permanece estática y no se crea una masa crítica poblacional que permita un desarrollo fuerte del sector servicios y comercio (ej. centros comerciales). De este círculo vicioso no es fácil salir; la ciudad no genera suficientes incentivos para atraer personas, y esta falta de incentivos se genera a su vez en el pequeño tamaño del mercado local. El caso contrario lo podemos ver en Pereira. Desde el siglo XX hasta hoy, "la Perla del Otún" ha logrado atraer una gran cantidad de personas, en su mayoría campesinos de todos los municipios del Eje Cafetero. Esta personas, atraídos por mejores oportunidades económicas y una sociedad más abierta -que la manizaleña por ejemplo- han logrado generar una masa crítica que hace rentable cualquier actividad comercial. Basta ver la cantidad de centros comerciales que ha puesto Pereira en la última década y su abismal utilización; no hay por dónde caminar.
¿Pero, cómo se sale de este círculo vicioso?
Atrevidamente y abierto a las críticas, hago dos propuestas dirigidas a los líderes regionales. La primera, la he mencionado en alguna de mis columnas pasadas. Basta leer a Thomas Friedman para darse cuenta lo que hizo India. Los indios se dieron cuenta que estaban aislados del mundo y que por lo tanto lo suyo no era la exportación de bienes manufacturados. Ante esta situación, decidieron utilizar otro canal de distribución para exportar; la fibra óptica y las comunicaciones. Pero OJO, los Indios primero decidieron crear el conocimiento antes de venderlo, y no al revés. Hay que tener educación, educación técnica, y educación técnica de calidad. Las humanidades, con lo importantes que son, no nos van a sacar de pobres.
La segunda propuesta, y sobre la cual haré énfasis en mi siguiente columna, radica en un proyecto de integración regional. Me refiero a un proyecto de integración económica que se traduzca en mejores condiciones de vida para los habitantes de Manizales, Pereira y Armenia.
No nos dé miedo atraer personas. La inmigración hacia la ciudad no será únicamente consecuencia de nuestro éxito económico, sino también, una causa de éste.
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