Si nos pusiéramos a repasar todos los acontecimientos que como chaparrones nos caen encima todos los días, y especialmente esta semana, por Dios que ya estaríamos todos locos de atar. Lo que ha sucedido en estos últimos días deja por fuera cualquier otra cosa que se le parezca en términos de atrocidades y barbaridades, lo que confirma nuestro bien ganado puesto entre los países más violentos del mundo.
- Necesariamente tengo que comenzar el resumen de esta semana con la horripilante historia del asesinato del joven universitario Luis Andrés Colmenares, ocurrido en Bogotá. A estas horas -jueves en la noche- la situación ha llegado a un extremo de enredo, que a medida que pasa el tiempo parece que la solución de este trágico hecho esta cada vez más lejos de solucionarse, y por lo tanto de encontrar a los autores de semejante asesinato. Todo comenzó el año pasado con la muerte aparentemente accidental de un muchacho estudiante de la universidad de más prestigio del país. De acuerdo con el fallo inicial de un médico legista, a quien supongo están investigando, la víctima había sufrido un golpe en la cabeza al caer a un caño que a duras penas lleva un chorrito de agua, después de una fiesta de amigos en el barrio más exclusivo de Bogotá. El caso quedó congelado durante un largo año y se dio por cerrado, hasta la noche en que la madre del joven tuvo un sueño en el que el hijo le decía que debía investigar más a fondo, porque lo sucedido era diferente a lo dictaminado por las autoridades. Siguiendo sus instintos, contrató con otro médico un nuevo examen del cuerpo del joven, y para amarga sorpresa y estupor de todo el mundo se encontró con que las heridas en el cráneo eran múltiples, varias de ellas mortales y con señales de ser varios los autores de crimen.
Ha comenzado entonces la segunda etapa del juicio y entre los abogados se ha establecido un enfrentamiento de tal magnitud, que ahora ha aparecido un testigo salido de la nada quien ha dado testimonios demasiado exactos en contra del novio de una de las muchachas involucradas en este espantoso y sangriento enredo, a tal punto que ahora estamos más estupefactos que antes y nadie se atreve a dar una opinión al respecto porque la maraña es totalmente indescifrable.
Quién sabe con que se nos vendrán mañana los abogados de la contraparte y de quién echarán mano para que no quede duda de que este crimen va tener que ser resuelto por los jueces del otro mundo, porque por el momento ni Agata Christi podrá desenrollar esta increíble madeja.
-Otro hecho que ha pasado desapercibido es el artículo de Fernando Londoño publicado en LA PATRIA esta semana titulado ¿Por qué, señor Presidente, por qué? Mi extrañeza se debe a que los términos del mismo y las acusaciones que sin temblarle la mano hace contra el presidente Santos deberían haber formado un cataclismo de opinión. En él se acusa abiertamente a Santos de estar informado de un complot de la guerrilla para asesinar a Uribe, al vicepresidente Santos, y a Londoño junto con miembros de su familia, y de haberse quedado callado exponiéndolos a un magnicidio de semejante tamaño. Pues nadie, ni siquiera Santos, han reaccionado ante semejante afirmación, que de ser cierta sería lo más grave que nos pudiéramos imaginar, pero que de ser falsa merece el rechazo público, lo que hasta ahora no se ha visto.
-Y ni hablar de los espantosos crímenes de las Farc cometidos contra los desprotegidos campesinos y donde el número de niños asesinados, inclusive en las entrañas mismas de sus madres, nos hacen estremecer en tal forma que todo queremos contra esos malhechores, menos tenderles una mano para alcanzar la paz. Contra el instinto salvaje de estos "revolucionarios" la única arma, como dijo el presidente Santos, es el plomo.
Al menos esta semana el Ejército dio de baja al cabecilla Silvio, de las Farc, y prácticamente acabó con el frente 37, uno de los más crueles de esa organización. Bueno, al menos una buena noticia.
P.D.: Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces, la culpa es totalmente mía.
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