Luis Fernando Mejía u Gerente Corporación Cívica de Caldas

Justo es reconocer que en los últimos años hemos revivido y empezado a concretar la vieja idea de integración de las ciudades del centro sur de Caldas (Manizales, Villamaría, Neira, Chinchiná y Palestina). Igual sucede con la integración entre Manizales, Pereira y Armenia.

De la misma manera entramos a participar del proyecto de Ciudades sostenibles y competitivas promovido por la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ONU Hábitat.

Sin embargo varias son las tareas pendientes para alcanzar adecuados niveles de competitividad, una de ellas es el transporte.

Bien conocidos son los múltiples contratiempos que ha padecido el proyecto de Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP) y de la empresa Transporte Integrado de Manizales (TIM), creada inicialmente para operar el sistema y actualmente en proceso de liquidación por iniciativa de la alcaldía y autorizada por el Concejo de Manizales. También son múltiples las investigaciones y cuantiosas las demandas entre varios de los actores del sistema.

Todos estos hechos han llevado a que, bajo pretexto de esperar las decisiones judiciales y de los órganos de control, se le haya puesto freno a varias soluciones de movilidad de la ciudad.

Por estas razones resultan especialmente interesantes los resultados de dos de las más recientes reuniones en las que se ha tratado el tema del transporte y la movilidad. Por un lado el foro sobre el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) promovido por la Alcaldía de Manizales, realizado en la Universidad Autónoma de Manizales, y por otro lado la presentación de los indicadores que juiciosamente viene desarrollando Manizales cómo vamos.

Según las cifras de la Secretaría de Tránsito y Transporte la movilidad de los cerca de 400 mil habitantes se lleva a cabo utilizando el transporte público colectivo (39,3%), a pie (34,7%), en vehículos particulares (10,5%), en transportes especiales que usan empresas e instituciones educativas (6,8%), en taxis (4,2%), en moto (3,6%) y en bicicleta (0,4%), además del transporte interurbano.

Dichas así las cosas no hay nada nuevo. Sin embargo estas cifras empiezan a preocupar si las cruzamos con otras, presentadas por Manizales cómo vamos, según las cuales los automóviles se incrementaron en un 33% y las motocicletas 61%, lo que ha influido para que entre 2011 y 2012 bajaran los pasajeros del transporte público colectivo en 1,4% y los del cable aéreo 6.4%. Es decir, cada día los ciudadanos emplean menos medios colectivos y usan más vehículos particulares generando mayores congestiones y, por tanto, reduciendo la calidad de la movilidad. Dicho de otra forma, reduciendo las características que según los técnicos son esenciales como son la seguridad, el confort y la velocidad. La mortalidad en 2011 y 2012 se mantuvo igual, 12 fallecidos por cada 100 mil habitantes.

Vistas éstas y otras cifras en conjunto queda claro que no solamente la movilidad no ha mejorado sino que presenta una tendencia negativa, especialmente en lo relacionado con el transporte público colectivo.

Lo anterior significa que los tiempos del transporte han aumentado, implicando mayores costos, reduciéndose la calidad de vida y generando un factor adverso a la competitividad de la que tanto hablamos en los últimos tiempos.

La industria, el comercio, el turismo y todas las actividades económicas y no económicas se verían impactadas favorablemente si se implementaran las medidas necesarias para ofrecer a los ciudadanos un sistema de transporte público más eficiente.

No se trata de tomar la vía fácil de aplicar medidas restrictivas del uso de vehículos, conocida como “pico y placa”, sino de tomar decisiones. No es aceptable que las autoridades ignoren o toleren que se violen casi todas las normas de tránsito sin que se apliquen los correctivos a los que están obligadas.

En toda la ciudad es común ver vehículos parqueados en zonas prohibidas, incluyendo avenidas y otras vías de alto tráfico, generando no solo congestiones sino riesgo de accidentes. También es usual que ante los ojos de las autoridades los conductores se detengan a hacer compras obstaculizando o impidiendo la movilidad. Igual sucede con el inadecuado uso de paraderos y la recogida o descenso de pasajeros en mitad de la vía; parquear en doble fila, no respetar el carril correspondiente y lavar de carros en la vía pública.

También son frecuentes los casos en los que edificios y negocios se apoderan del espacio público como parqueadero “privado”. Igualmente se tolera la obstrucción del espacio donde se cruzan dos o más vías. De la misma manera no se toman las medidas preventivas para disponer de guardas o policías de tránsito en puntos críticos en horas de alto tráfico.

En fin, estas son solo algunas de las múltiples causas por las que la movilidad se deteriora cada día más. Justificar las fallas del tránsito con el argumento del incremento de vehículos es una salida fácil.

Precisamente porque los habitantes aumentan, aquí y en todo el mundo, y porque los vehículos aumentan, ya son 43.577 automóviles y 51.270 motocicletas, y porque los viajes diarios ya suman 540.060, es que se necesita tomar medidas de fondo.

Posponer las decisiones con el pretexto de las investigaciones, de las demandas, de los estudios, o de las consultorías que se van prolongando en el tiempo, todas muy importantes, es agravar la situación.

Se necesita con urgencia poner en marcha un sistema estratégico de transporte público o, simplemente, un nuevo TIM (Transporte Inteligente de Manizales), para lo cual ya existen muchos estudios relativamente recientes que solo falta poner en práctica.

Si todos esos estudios fueran insuficientes podríamos recordar un documento del profesor Gonzalo Duque, publicado en 2006, muy útil para hablar de ciudades sostenibles y competitivas. (www.galeon.com/gonzaloduquee/)

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No es aceptable que las autoridades ignoren o toleren que se violen casi todas las normas de tránsito sin que se apliquen los correctivos a los que están obligadas.