Finalmente el Consejo de Estado anuló la elección del gobernador de Caldas, Guido Echeverri, por considerar que estaba inhabilitado para aspirar a la Gobernación, por el ejercicio de su señora esposa de un encargo en la secretaría de Hacienda municipal en épocas electorales. Seguramente, ese hecho puntual no tuvo ninguna incidencia en que Echeverri haya salido electo (el problema era de gran maquinaria y no de menuda…, recordemos cómo las campañas en la recta final estaban muy empatadas), pero como decían los antiguos: "Dura lex, sed lex". La ley es dura, pero es la ley. Y en efecto, se fueron en la apelación por una interpretación bien estrecha y dura, seguramente, en la sabiduría de los jueces les pareció más prudente irse por la letra que por el espíritu. Hay que anotar que tal interpretación fue similar a la que hiciera el Tribunal Superior de Manizales. Se anota un punto el Tribunal.
Guido Echeverri estaba haciendo un gobierno con una alta aceptación por parte de la opinión pública, no sé realmente cuán eficiente, pero la percepción general era buena. El gobernador de Caldas salía muy bien posicionado, es más, hasta en una de las encuestas sobre mandatarios regionales resultó entre los punteros. Pero las complicaciones financieras del departamento continuaron y las inflexibilidades políticas para asumir los recortes urgentes no pasaban con la fluidez necesaria. Su fortaleza, la gran coalición que lo llevó al poder, se le convirtió en la red que lo quería atrapar. Recordemos la rabietas de algún exsenador por puestos. Logró establecer una buena relación con el sector privado y con los otros estamentos políticos. Así se evidenció en LA PATRIA cuando hubo casi unanimidad en lamentar la decisión del Consejo de Estado y al calificarla como una verdadera calamidad para Caldas.
Hay que anotarle a Guido la manera mesurada, respetuosa y propia de un buen ciudadano, frente al fallo que lo desbancó de su cargo de gobernador. Guido Echeverri se vio en este episodio más como el jurista y profesor de derecho que como un político descabezado. Y eso es muy bueno. Eso habla de la dignidad y decoro.
¿Ahora qué viene? Pues elecciones para elegir un nuevo gobernador para un período "recortado" de dos años y medio. Que si bien es corto, es un tiempo suficiente para hacer una buena labor. Sería muy bueno que algunos de los funcionarios destacados de este año y medio pasado puedan permanecer para darle continuidad a los planes estratégicos, pero todo dependerá del grupo ganador. Esto nos pone de frente al tema de los candidatos. Es vital que sean personas con carácter, que no queden al vaivén de las llamaditas de los caciques de toda la vida, y de los neo-caciques que se creen impolutos, y tienen las mismas mañas, prácticas y podredumbres, cubiertos por una pintura blanqueada que ya muestra muchas humedades y escarchas. La ciudadanía que tanto lamenta la salida de Echeverri debe organizarse y entrar en diálogo con los políticos, para llevar al Palacio Amarillo a una persona que pueda terminar las tareas emprendidas. El costo de las nuevas elecciones debería ir por cuenta de quien generó esta crisis: el candidato y el partido que lo avaló. Esa debería ser una multa a los que violan los regímenes de inhabilidades.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015