Cansado de tanto desear felicidad y gusto por la vida el joven aquel preguntó a su maestro con afán de búsqueda sincera: ¿cómo puedo saber que voy por el camino correcto y sabio de la vida, que voy en ascenso y no me he quedado estancado en el ritmo del sendero?
El maestro lo invitó a sentarse y con voz clara anotó: mira, te voy a responder con tres palabras que expresan el contenido de la riqueza de la vida, de cada ser y de la gran colectividad humana; esto quiere decir que tú en concreto y todos tus amigos podrán avanzar pisando fuerte y en piso seguro.
Estas tres palabras fueron resaltadas desde muy antiguo por grandes sabios de la humanidad; grandes culturas han surgido por el empuje de su significado y muchas vidas han encontrado una respuesta a sus inquietudes en búsqueda de sabiduría, felicidad y cercanía a la perfección. Estas palabras no las encuentras ni en frascos, marcas, concursos, comparaciones; estas tres palabras se encuentra en todos los seres y cosas que existen solo que unos las resaltan y otros las disminuyen torpemente.
El joven aquel se mostraba ansioso; con tono sereno el maestro al fin le concretó la respuesta: las tres palabras que quiero hagas parte de tu vida son: bondad, belleza y verdad lo que equivale a decir que en todo ser se encarna lo bueno, lo bello y lo verdadero; lo importante es tenerlos, cuidarlos y ofrecerlos.
La verdad se realiza cuando te esfuerzas cada día en ser lo que eres, en llevar adelante las cualidades fundamentales que hacen de ti un ser humano, cuando sabes obrar en libertad, justicia, rectitud; ojalá que al oírte y verte cualquiera pueda exclamar; aquí hay un hombre cabal, una mujer integral, un ser humano diáfano y auténtico.
La bondad está en tu manera de realizar la vida en actitud serena pero ardua, en la manera de tratar a los demás en actitud comprensiva, tolerante y nunca dañosa para nadie. El papa Pío XII afirmaba con frecuencia que en todo ser humano hay siempre un fondo de bondad, un talante bueno que a veces está ocultado por la ignorancia o el mal uso de las facultades de las cuales hemos sido dotados; todo ser por feroz o malo que aparezca de seguro tiene un filón de bondad, de ser bueno.
La belleza no está en la parte física principalmente sino en las actitudes nobles y serviciales, en la alegría para sentir el impulso de mirar siempre el bien no solo el mal en los demás. Aprendí mucho de aquella madre que me habló de su hijo bueno y bello y al llevarme a su habitación me encontré con un muchacho postrado en cama desfigurado por el fuego y paralítico por acción de las armas de guerra; su madre tenía razón al mostrarme a su hermoso hijo.
Pero no olvides, agregó el maestro: hay una condición indispensable para ver y realizar la verdad, la bondad y la belleza: el amor que ilumina la mirada y ensancha el corazón.
Es la actitud que el Génesis resalta en el Señor cuando al ver lo creado "vio que todo era bueno"; es la mirada del Amor. Ojalá la tuya.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015