Podría asegurar que Colombia va a votar para que se quede Oscar. Siempre lo hacemos por el que más llora y no creo que esta vez sea la excepción. Y en RCN Televisión también deben estar rezando para que no lo saquemos porque si llegara a pasar el rating del programa se acabaría.

Para quienes no lo han visto, Oscar es el participante de Protagonistas de Nuestra Tele que más ha llorado en la casa-estudio, y este reality es lo más visto en la última semana: una especie de pornoprotagonistas que para ser famosos viven, comen y duermen todos juntos bajo el lente de las cámaras. Luego las imágenes nos muestran a los televidentes la realidad de la sociedad colombiana, para que nosotros por medio de mensajes que valen dos mil pesos cada uno, botemos plata como locos para dejar al que consideramos el mejor. También creo que tiene que ver con actuación y debe ganar el que mejor actúe, o algo así. Pero, como los participantes, al igual que todo el mundo, actúan desde que se levantan hasta que se acuestan y para nosotros su vida diaria es una telenovela, los elegimos con otro criterio: votamos por el que nos llega al corazón, el más débil, vulnerable y frágil de todos.

Y ese es Oscar. Y estamos con él. Es bien raro que no estemos apoyando a los indígenas del Cauca.

De acuerdo con nuestra tradición deberíamos estar con ellos, que son los débiles, la minoría, que otra vez está luchando por lo suyo, que es lo mismo que buscamos nosotros: un territorio de paz.

Y el gobierno debería apoyarlos porque su lucha es (o debería ser) contra los mismos.

Hasta mañana domingo no sabremos quién se va. Y es una lástima tener que votar en contra del negrito, amenazado por actuación, que es buena gente pero ni en la vida real actúa bien pues el sabor de su raza no se le ha visto por ninguna parte. Y antes de que me digan que yo hablo mal de estos programas tan instructivos y trascendentales pero no me pierdo capítulo, les confirmo que me los veo todos. Y soy telenovelera. Al principio no me vi Protagonistas porque estaba viendo El Patrón del Mal, pero desde que vi a este niño diferente no volví a ver a Pablo Escobar. Y es que Oscar es un bicho raro donde lo pongan. Ya debe ser famoso en su pueblo, Chinú, en Córdoba. Y cómo será lo que lo han "buliado" toda su vida, en el colegio, el pueblo, y a donde vaya el pobre.

En la casa-estudio se la tienen montada. Les genera un odio maligno a casi todos, lo maltratan, le gritan las cosas más horribles y no le han pegado porque los descalifican. Una tal Manuela, gorda estúpida, como le dijo él cuando decidió no dejarse más, si pudiera lo mataba. Y es que el chino es desesperante, pero sucede que es loco, y tiene 18 años, y no sabe si es hombre o mujer, y sus compañeros tienen que entenderlo y respetarlo. En cambio esta paisa que es otra loca pero de las malas, es la típica maltratadora perversa: dice frente a todos que si encuentran el inodoro salpicado fue Oscar quien lo hizo, él histérica le grita "gorda ridícula" y luego la otra se va a llorar convencida de que ella es la víctima.

Ya Colombia lo sacó una vez. No sé cómo fue la votación ni contra quién porque al principio no veía el programa ya que en esos días estaba mi mamá de visita en mi casa y me parecía incómodo sentarme con ella a ver porno. Pero después de ver a este personaje y cómo llora y se queda callado ante semejantes insultos, me siento frente al televisor a odiar a Manuela y a todos los que hacen bullying y se la montan a los que dan papaya. Frente a las cámaras prometió que iba a cambiar, que no se iba a dejar de nadie. Y ojalá así sea y su rebeldía le alcance para aplastarlos a ellos. Porque las víctimas del maltrato serán los triunfadores. Les ha tocado duro, y eso los hace fuertes, respetables y sensibles, y además les da la materia prima para ser artistas.

El domingo sabremos quién se va. Y porque estoy segura que nadie se ve esta ridiculez de programa, ni sabe de qué le estoy hablando, ni mucho menos bota su plata con un voto, no es esta una apelación a que voten a favor, porque además las votaciones estarán cerradas. Es un llamado a apoyar al débil. Al que es diferente. Al que resiste. Al quien lucha.

Yo confieso que me voy a echar unos cuatro mil pesos, porque hoy viernes que escribo este artículo, todavía tengo tiempo.