En nuestro país la Semana Santa es un momento de recogimiento, de celebración religiosa, de reencuentro familiar y de descanso. La tradición religiosa ha mantenido en el calendario varios días festivos, las instituciones educativas dan vacaciones toda la semana y algunas empresas dan generosos permisos igualmente en esta época para que los padres puedan compartir con sus hijos. Hay pues un momento de "pare" luego del primer trimestre del año. Y cae bien. Y hay que aprovecharlo en todas las dimensiones.
Cuatro recomendaciones compartiría:
Lo primero es planear un momento de revisión de vida, que puede ir unido con una celebración religiosa. Para aquellas personas practicantes, una recomendación muy importante es vivir a profundidad las celebraciones, o por lo menos una muy profundamente. Cada día tiene una connotación especial, escoja alguna y propóngase asistir. El Jueves por la mañana tiene una celebración muy bonita para una persona enferma o alguien que acompañe a personas enfermas, la unción de los enfermos puede ser un momento muy reconfortante. El Jueves por la tarde tiene una significación eucarística muy profunda, que está unida a la celebración del amor y del sacerdocio. La conmemoración de la Cena del Señor nos invita a compartir, a vivir fraternalmente con los demás y a valorar el ministerio sacerdotal. Para quienes la adoración del Santísimo Sacramento les diga mucho, acudir a la Hora Santa es algo muy especial, momento de mucho recogimiento y de valorización del significado de las luces encendidas en el monumento. El Viernes Santo inicia con el viacrucis, que es un camino que llevará a Jesús a la muerte en cruz. Es el día de la entrega total, que hay que saberlo vivir para no quedarnos en una comprensión primaria del dolor, sin darle horizonte. Pero es un día, que nos permite sentir cerca a tantos hombres y mujeres que han padecido en Colombia la crisis humanitaria. Permite pues, que seamos solidarios espiritualmente con tanto dolor y sufrimiento que se vive en este país. Y debemos darle un sentido de esperanza. Para aquellos que les guste la relectura de las palabras de Jesús en nuestro contexto y realidad, el Sermón de las 7 palabras da una atmósfera bien interesante, aunque depende un tanto del perfil del predicador. Finalmente, el sábado en la noche, la Vigilia Pascual, o el domingo, con la celebración de Pascua, es el momento culmen de la Semana Mayor. Es la celebración de la gran promesa, de la esperanza que nos da un sentido a nuestra vida. Esta celebración es bueno no perderla. Pues más que un cierre de Semana Santa, es una apertura a nuestra vida.
Una segunda recomendación es dejar algunos espacios de tiempo de soledad. De encuentro consigo mismo, de retrospección y análisis. Es muy importante que en nuestra vida haya estos momentos en que nos permitimos observar nuestra vida… con calma y tomando distancia de los afanes propios de la vida ordinaria.
Una tercera recomendación es que le demos tiempo a la buena lectura. Es la manera de nutrirnos, de dejar que los relatos escritos por otros nos iluminen, nos lancen preguntas, nos muestren horizontes. Así, que no deje por fuera un buen libro.
Una cuarta que es central y es la base del compartir fraterno tiene que ver con el tiempo que les brindamos a los demás. Y es muy sencillo, regálese tiempo gratuito para hablar con otros, asumiendo una actitud de escucha respetuosa y también, dejándose interpelar por el relato del otro, por la experiencia que otros le puedan aportar.
Es un momento muy especial, que en otros países no existe. No lo desperdicie, aprovéchelo a fondo con su familia y sus seres queridos.
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