Este es tal vez el último intento que se hace para evitar el saqueo de otra empresa caldense. Y aunque no quisiera seguir tocando el tema de la Industria Licorera de Caldas, los acontecimientos diarios me obligan, aunque sea para dejar la constancia histórica de lo que nos merecemos por pusilánimes, genuflexos y resignados.
La foto del diario LA PATRIA capta la dupla macabra de un Gobernador derrotado e impotente que se niega a buscar las soluciones de nuestra empresa insigne, y un gerente de la ILC que está fungiendo como su sepulturero. Bien lo decía Bruno Seidel Arango en la farsa que montaron en la Asamblea Departamental: aquí se mueven intereses personales; y los suyos tienen un trasfondo impresionantemente lesivo, aunque pose de mártir y prohombre a quien se le deben tributar loas y alabanzas en todos los escenarios.
Dentro de muchas inquietudes que nacen en este embrollo, tengo que preguntarles a los diputados que asumieron la defensa de la persona del gerente ocultando la realidad y profundidad de sus intenciones: ¿Es lógico que se contrate un estudio para la internacionalización del ron, cuando se tiene predestinada la venta o "regalo" de la empresa a nuestros vecinos? ¿Se justifica solo porque el beneficiario directo es Gilberto Saffón Arango, compañero de prontuario del gerente, y protegido de la CCC? ¿Es lógico que, sin saberse a ciencia cierta la situación de la Industria, se dedique el gerente a contratar con sus amigos de una forma tan descarada y soberbia? ¿Se justifica que se contrate a una firma de auditoría para que vuelva a diagnosticar los problemas de la ILC y cuando emite su concepto se haga caso omiso de sus advertencias? ¿Acaso no sabían los diputados, el gerente, la Junta Directiva y el Gobernador que la empresa no tenía contabilidad exacta, control de sus inventarios, provisión de pasivos, etc.? ¿No se les dio nunca por pedir estados financieros para saber cuál era la realidad económica? ¿Con base en qué, entonces, se vienen tomando las decisiones empresariales? ¿No había advertido esto mismo la Contraloría General del Departamento? ¿Cuáles son los correctivos adoptados?
Sinceramente dan ganas de llorar. Ya se habla con desparpajo de privatización, venta, cesión y liquidación y no se escucha por ningún lado que se estén buscando soluciones. La labor de un gerente y de una junta directiva es administrar en las buenas y en las malas. Pero si en los peores momentos lo único que se les ocurre es depreciar y agotar para vender barato, tal vez lo que esté sobrando es ese gerente y esa junta. ¡Y el gobernador! quien tiene que asumir la responsabilidad que le corresponde en este entramado, pues para nadie es un secreto que en estos casos se pueden delegar funciones, mas no responsabilidades, máxime cuando es él quien nombra libremente los administradores y cogobierna con ellos la empresa.
Ahora, cabe otra pregunta: ¿por qué la ILC podría ser un excelente negocio para un privado, y no lo es para nosotros los actuales dueños? ¿Seguiremos manejando el concepto perverso y utilitarista de que lo público es podrido y por eso hay que acabarlo o feriarlo, en vez de depurarlo y trabajar por defenderlo?
Toda esta tragedia se ha venido advirtiendo desde esta tribuna. ¿Y qué ha pasado? ¡Nada! O, tal vez sí: La satanización del suscrito a quien se le endilga una millonaria contratación con la ILC en años anteriores y se escudan entonces en mi supuesta retaliación por no tener contratos en estos momentos. Al respecto anexo la certificación del gerente de la ILC donde consta la realidad de mis contratos con la empresa durante los últimos diez años (https://www.dropbox.com/s/ypog7o3fyfbb2fd/ILC%20600%20PAVA.pdf). Desde hace tiempo ya no tengo espacios en los medios para comercializar. Aunque, si los tuviera, seguramente contrataría con las entidades del Estado que es el mayor contratante. No es un delito hacerlo.
Advierto nuevamente: A la ILC la están ensombreciendo unas manos perversas que terminarán quedándose con la empresa ante la mirada impávida del pueblo y la permisividad de los diputados, congresistas y gobernantes que callan mientras las evidencias pasan descaradamente ante sus ojos. Traten de profundizar un poco más en las cosas; alleguen pruebas, documentos y actas, para evitar que los sigan embaucando con conceptos frívolos y disculpas pueriles; preocúpense por conocer la verdad total, y no se queden con la versión de un gerente que está demostrando que la empresa le quedó grande y que lo que está es cediendo preconcebidamente el terreno para que nos despojen de la ILC. Si necesitan documentos yo se los entrego. La clase política de Caldas no puede convertirse en cómplice y terminar constituida en el comité de aplausos de otra aberración cometida después de tantas voces de alerta.
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Javier Giraldo Neira, locutor anciano y decrépito, insiste en despreciarme y en hablar barbaridades en mi contra y en contra de quienes me rodean. A él le tengo que decir que nos deberíamos seguir entendiendo en los estrados judiciales donde cursa una denuncia penal por la que ya le imputaron cargos. No trate de hacerle daño a gente inocente en su afán retaliativo, vengativo y desesperado. Entiendo su impotencia, pero no involucre a más personas en su angustia y amargura. Y a propósito: ¿la lucha para la democratización del Once Caldas no fue, en el fondo, otra pelea personal del locutor que le causó un gran perjuicio al equipo y a la ciudad? La prueba es que hoy guarda complacencia porque el equipo se "democratizó" cuando lo adquirió una sola empresa (a la que admiro y respeto), pero logró expulsar a los propietarios manizaleños. Ese es nuestro canibalismo… Lo nuestro es malo solo si está en nuestra manos. ¡Dios mío!
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