Saña es la "insistencia cruel en el daño que se causa", o la "furia con que se acomete o se lucha". La ‘saña’ es, por lo tanto, acción, es activa. Y ‘experimentar’ es "percatarse de cierta cosa por propia experiencia". Es, pues, un hecho pasivo, que no se puede padecer con ‘saña’. El doctor Flavio Restrepo Gómez escribió: "Ha sido el laboratorio donde se han experimentado con saña todas las purulencias de una Villa sometida a las más variadas manifestaciones del prehistórico político" (LA PATRIA, 20/7/2012). De acuerdo con el fondo del artículo (los males que ha padecido La Dorada), la idea que expresa el término ‘saña’ no es aplicable en él. En efecto, los males que ha sufrido el puerto caldense, según el columnista, son el desprecio por sus pobladores, la falta de previsión, las posibilidades perdidas, el efímero goce personal puesto por encima del bienestar común, políticos sin escrúpulos, burócratas insensibles, ciudadanos perezosos e indiferentes, etc. Y luego, con mucha coherencia, propone las medicinas que podrían aliviar estos males, con el fin de lograr un futuro mejor para La Dorada, el que este municipio merece. En resumen, y de vuelta al punto de esta i, las purulencias, los males, todos los males, se pueden sufrir o soportar con paciencia, con resignación, con amargura y aun con rabia, pero ¿con saña? ¡Nunca!
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Cuando a una palabra que empieza por ‘erre’ se le pega un prefijo para modificar o ampliar su significado, permanece invariable, si el prefijo termina en consonante, por ejemplo, ‘subrayar’, ‘desraizar’, ‘enrutar’. El redactor de Al Correr de las Horas pasó por alto esta regla, y escribió: "…se tiene planeado atenderlas con combos de maquinarias que estarían ubicados en seis subrregiones…" (LA PATRIA, 20/7/2012). "…en seis subregiones…", señor. Si por alguna razón el prefijo pierde la consonante final, el nombre dobla la inicial, verbigracia, ‘irrespetuoso’, ‘arracimado’. Simple.
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El pospretérito o potencial simple indica que algo sucederá si se llegaren a presentar ciertas condiciones, por ejemplo, "si Bolívar viviera todavía, no estaría de acuerdo con las actuaciones de Hugo Chávez"; o algo que era ‘futuro’ en el pasado, verbigracia, "la semana pasada me prometiste que hoy comprarías el apartamento". Por lo tanto, no puede emplearse esta inflexión verbal para expresar algo referente a un hecho pasado, que sucedió en la realidad, como lo hizo el titulador de LA PATRIA: "Muerte de indígena sería por error militar" (19/7/2012). En este caso se impone el antepospretérito (potencial compuesto), que indica que, de algo que sucedió, la causa pudo ser la expresada en la oración. El indígena murió (hecho indiscutible) durante los disturbios en el departamento del Cauca, pero no se conocen con certeza las circunstancias. Entonces, el titular debió ser construido de este modo: "Muerte de indígena habría sido por error militar". Indudablemente.
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San Vicente de Paúl (1581-1660) fue llamado el "Padre de los pobres", porque les dedicó su vida. Además, por sus manos pasaban todos los auxilios que Margarita de Valois (1553-1615), reina de Navarra y Francia, y esposa de Enrique IV, destinaba a las obras de caridad. De ahí su título de "Limosnero de la Reina". Una de las acepciones que le da El Diccionario es ésa. Dice así: "En los palacios de los reyes, prelados u otras personas, encargados de distribuir limosnas". En la sección, Línea Directa, de LA PATRIA, una suscriptora, refiriéndose a un artículo del 14 de julio, escribió: "…solo le rectifico que cuando se refiere a los limosneros son los que dan limosna entonces deben ser mendigos" (21/7/2012). Desafortunadamente, señora, no sólo fue mal transcrita su llamada, sino que tengo que rectificársela. Desde niño escuchaba que los mayores llamaban ‘pordioseros’ o ‘limosneros’ a quienes, "por el amor de Dios", pedían limosna. Y ésta es otra de las acepciones que se encuentran en la misma fuente: "Pordiosero. Úsase más en Andalucía y América". El primer significado de ‘limosnero’ es el siguiente: "Caritativo, inclinado a dar limosna, o que la da con frecuencia". Además, con la desinencia ‘-ero-a’ se forman sustantivos que indican oficio, ocupación, profesión o cargo, verbigracia, tesorero, jornalero y limosnero, que puede referirse este último a quien da la limosna o a quien hace de pedir limosna una ocupación, en muchos casos, más lucrativa que otras. Puede, entonces, dormir a pierna suelta don Pablo Mejía Arango, autor del escrito glosado, pues no se equivocó al darle implícitamente a ‘limosnero’ los sinónimos ‘pordiosero’ y ‘mendigo’.
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Me parece imposible que el doctor Jorge Raad Aljure hubiera redactado de la siguiente manera: "En los colegios habían Centros de Estudios Bolivarianos…" (LA PATRIA, 24/7/2012). Y me parece imposible, porque en aquella época, época que él también compartió, insistían sin descanso los profesores de castellano en que no se decía ‘hubieron fiestas’, sino ‘hubo fiestas’, porque cuando el verbo ‘haber’ significa ‘existencia’, es impersonal y debe construirse sólo en tercera persona de singular, así: ‘Hubo, hay y habrá siempre normas que respetar". Elemental.
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Verdad irrebatible: La VEINTITRÉS es una muestra de la falta de autoridad de las autoridades municipales.
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