En 1865, Abraham Lincoln, recordado presidente de los Estados Unidos, aplicó para tramitar la décimo tercera enmienda de la Constitución que decretó la abolición total de la esclavitud en toda la geografía de la Unión Americana. Luego de eliminar la esclavitud y los maltratos, vino una lucha para reconocer los derechos de los ciudadanos de raza negra, altamente rechazados, violentados y discriminados por el sistema, las leyes y los mismos compatriotas.
Las herencias que dejaron a algunas generaciones radicales todavía generan escalofríos en muchos e indiferencia en la gran mayoría. Actualmente, son más los solapados que crean una atmósfera de odio racial sin importar el sitio en el cual se resida. Y eso no es lo más preocupante; es la complicidad de tantos para seguir sugiriendo que el establecimiento debe tener preferencias. Así se han hecho varios estados americanos, donde la participación de la raza negra en las altas cortes y los gobiernos es prácticamente ínfima.
El filme ‘Misisipi en Llamas’ de 1988 es un relato audiovisual de lo que fue una persecución racial a un joven por un crimen que no cometió pero que sus mismos coterráneos ayudaron a condenar. Finalmente, el saboteo terminó por desembocar en una historia peor a una cárcel y la injusticia que con ella muchas veces recae, sea por efecto o por defecto.
Por ello cito esta película con el fin de relatar ligeramente el caos que se desató en Estados Unidos luego de que se declara a George Zimmerman no culpable del homicidio de Trayvon Martin, un joven negro de 17 años el 26 de febrero de 2012.
Por lo que se conoce, la noticia criminal radica en el disparo que propinó Zimmerman a Martin en el pecho y que segó su vida inmediatamente. Martin había estado en una tienda comprando té frío y unas golosinas. Zimmerman, de ascendencia latina, por su parte, cumplía su labor de vigilante de un conjunto residencial en el cual vivía Martin con su novia. Zimmerman alegó en los tribunales del condado de Seminole que Trayvon Martin lo había atacado físicamente por lo que decidió dispararle fulminantemente en el pecho.
La fiscalía del condado se defendió con una grabación telefónica en la cual la novia de Martin escuchaba que Trayvon le decía que le estaban siguiendo. Instantes después se escucha una rencilla y la llamada termina. Por ello, a Zimmerman se le formularon cargos en lo que se conoce como ‘homicidio de segundo grado’. Al vigilante latino se le fijó una fianza de 150 mil dólares y la petición de perdón a la familia Martin por el asesinato de su hijo. Sin embargo, la defensa de Zimmerman mintió sobre el estado financiero del vigilante y fue recapturado. Los ingresos de la familia Zimmerman eran superiores a los 200 mil dólares por lo que su esposa también fue acusada, esta vez, por perjurio.
El seis de julio de 2012, George Zimmerman vuelve a la libertad tras pagar una fianza de un millón de dólares. Luego, el 15 de agosto del mismo año algunas pruebas fundamentales relacionadas con la vida de Martin desaparecieron. Se registra entonces un cambio en el juez del caso. En octubre del año pasado se fijó que el 10 de junio de 2013 comenzaría un juicio contra Zimmerman por el asesinato del joven Trayvon Martin. En diciembre del año pasado se conocen fotos del vigilante con varias heridas que son, supuestamente, de la noche del altercado con el adolescente negro.
Un jurado conformado por cinco mujeres blancas y una latina decidió absolver, después de más de 16 horas de deliberación, a Zimmerman de todos los cargos. “No cometió intencionalmente ningún acto o actos que provocaran una muerte. No siquiera demostró desprecio hacia la vida humana", declaró el jurado en su escrito final.
El pasado sábado, una ola de protestas y manifestaciones se realizaron en varias ciudades de Estados Unidos luego del veredicto del jurado de la pequeña ciudad de Sanford, Florida. Algunos alegaron que la justicia no actuó conforme la verdad sino conforme a las letras. Por ello, cada quien tiene una conclusión diferente del caso que tomó una desesperada importancia mediática por el tamaño de las vicisitudes que dentro de su desarrollo hubo.
Así las cosas, ni culpable ni inocente, como tampoco se puede definir un país que luego de décadas y sacrificios sigue varado en la más difíciles de las pruebas de la convivencia; la tolerancia. Un vigilante quiso actuar como policía y fue la diferencia de fuerzas la que marcó finalmente el resultado en los estrados.
La historia continuará ahora que el Departamento de Justicia de EE.UU. revisará el actuar del jurado del caso y del mismo Zimmerman durante el juicio. Al vigilante lo hubieran condenado a un mínimo de 25 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional o la cadena perpetua. La realidad, ahora, se cuenta sola.
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