Seguro te han dedicado la frase: "Te regalo una estrella” y también has respondido: "¡Gracias!", mientras la observas en el firmamento, así tú estés acá y ella en el cielo.

Infinito podría definirse como algo que no termina. Y en nuestro contexto sería viable comparar esa palabra con el universo, pues las teorías científicas lo definen como una creación sin principio, fin, ancho, largo ni profundidad.

Si analizamos bien, también podríamos decir que somos presos de esa infinidad, que estamos encerrados en nosotros mismos y que solemos regresar al lugar del cual partimos a soñar.

Cuando era niño mis sueños me permitían visitar otros mundos, podía ser libre y dejaba volar mi imaginación sin miedo. Ahora vivo preso en una sociedad regida por normas y leyes.

Se dice que el universo es de todos, pero realmente ¿lo conoces?, ¿lo sientes parte de ti? o ¿alguna vez lo has recorrido? Ahora bien, te has cuestionado sobre tu lugar en la tierra: ¿Por qué permites que la sociedad te defina?, ¿por qué cuando termina la etapa infantil cierras tu mente y te conformas con tan poco?, ¿por qué te derrumbas cuando alguien te ofende?, ¿por qué dudas de tu existencia?, ¿por qué no te alcanza el tiempo?, ¿por qué le tienes miedo a la muerte? o ¿por qué te creas limitaciones?

Deberíamos definir como infinita a nuestra vida, a nuestra inmensa capacidad para hacer las cosas, para así dejar de estar presos en nuestro propio universo.

Reflexión

Seguro te han dedicado la frase: "Te regalo una estrella” y también has respondido: "¡Gracias!", mientras la observas en el firmamento, así tú estés acá y ella en el cielo. Piensa en ese contraste y piensa en cómo es tu cotidianidad.