Hace algunos meses se efectuaron las elecciones internas de tres partidos, pocos se inmutaron; solo votó el 8% del potencial electoral; la gran mayoría no asistió a las urnas, porque ya no le dicen nada esos mediocres partidos que se llaman de oposición. ¡Vaya sorpresa! Todos los días disminuyen dramáticamente los miembros activos y militantes de esos grupos. ¿Por qué? Por el transfuguismo político. Cambian de partido como cambiarse ropa interior. No existe la vergüenza y lealtad política. Hoy representan al Partido Liberal en el Congreso y mañana lo hacen por el Partido Conservador. Simplemente es "conveniencia política".
Hoy por hoy, hay más indolencia y menos conciencia política. Estamos en los días de la estupidez política. Aunque, no es el ciudadano común y corriente el culpable de su "pendejada". Muchos compatriotas saben de su impotencia y de sus limitaciones para influir en el Estado, en su propia sociedad y desgraciadamente en su propio destino.
Con el mayor respeto, pienso que Juan Manuel Santos con algunas de sus decisiones, lo que está haciendo es desinstitucionalizar el país. Claro que él no tiene la culpa de la bomba contra Fernando Londoño Hoyos, la cual creo puede venir de la extrema derecha colombiana. No podemos ser indiferentes ante el "desbarajuste" de los últimos meses, del cual son muy culpables el Congreso y el Ejecutivo con sus decisiones idiotas y dañinas para nuestra justicia, en la cual ya nadie cree. Nos damos el lujo de manipular reformas constitucionales para favorecer a unos pocos. No podemos olvidar el manejo de la Yidis política, en la cual Yidis y Teodolindo fueron condenados, mientras Sabas y Palacio, gozan de completa libertad. El gobierno anterior asignó subsidios a los que más tienen, existió también un sorprendente crecimiento de algunos patrimonios familiares de personas muy cercanas al gobierno central. Importante resaltar el último escándalo del senador Eduardo Merlano del Partido de la U, quien se negó a una prueba de alcoholemia, amenazando de paso a los policías encargados de hacer cumplir la ley, sacando a relucir su poco brillante escudo de congresista, buscando además privilegios inmerecidos. Retorcer la Constitución y sacarle todo el jugo para favorecer a una sola persona, es difícil de digerir. Pareciera que el destino de Colombia estuviera escrito bajo los parámetros de los abusos y de la corrupción, sin que nada se pueda hacer, precisamente por la alcahuetería de algunas de nuestras leyes. Aparentemente la suerte está en la ruleta.
Los Santistas y algunos Uribistas están felices y tranquilos en sus casas, pero... la mayoría de colombianos no lo estamos; no apoyamos a unos indefinidos, débiles y contradictorios candidatos para todo lo que se viene. Creo que es mejor quedarnos de idiotas, no útiles en nuestras casas. Esa aparente pasividad, son secuelas de esa maquinaria y tiranía manejada por algunos funcionarios públicos corruptos, quienes lo que más detestan paradójicamente es servirle al público.
Mis amables lectores saben que la sociedad actual propende al individualismo, al consumo y a la vida fácil; simplemente a pasarla "full". Los jóvenes saben mucho de eso y los viejos somos unos "comodones". La verdad es que ninguno de nosotros tiene la culpa, la verdadera culpa es de los partidos y de los políticos tránsfugas; en la parroquia abundan.
Tenemos que demostrarles a los ciudadanos de bien que por culpa de algunos políticos, el país está quebrado y la democracia se volvió estiércol. Necesitamos un debate de ideas, pero con la participación de las personas honorables. Esto se puede lograr, cuando la gran mayoría de políticos dejen sus egos y luchen por el progreso de Colombia. Nosotros los columnistas también tenemos culpa, parece que existe la convicción de que servimos para poco.
Otra aparente idiotez, es la estúpida idolatría por los jugadores de fútbol. El Real Madrid tiene en su historia, sacando a Lionel Messi, los cuatro fichajes más caros del mundo: Cristiano Ronaldo (94 millones de euros), Zinedine Zidane (73,5 millones de euros), Kaká (65 millones de euros) y Figo (60 millones de euros).
Desde 1984, ningún jugador había metido tantos fanáticos en su presentación. La marca era de Diego Maradona, cuando fue presentado en el estadio San Paolo con el Nápoles; fueron 75 mil "tifossis" quienes lo vitorearon. Ahora la marca es de Cristiano Ronaldo, con 85 mil hinchas del Real Madrid mirándolo idiotizados en el Santiago Bernabeu con el uniforme blanco. El Real se flota las manos, pues posee el 50% de los derechos de imagen del portugués, y al ganar el último campeonato español ha convocado a los patrocinadores para discutir el nuevo costo de su estrella. Curiosamente el duelo entre Adidas y Nike ya brincó en el césped del Santiago Bernabeu. De aquel niño que corría descalzo en la isla portuguesa de Madeira, queda solo un vago recuerdo. Su auto cuesta 3,5 millones de dólares, alcanza una velocidad de 407 kms/hora, pero él ni lo utiliza. Esto no le preocupa a un personaje cuyo salario es de más de 20 millones de dólares por temporada. Se da el lujo de hacerle una mediocre oposición a Lionel Messi.
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