La nueva santa colombiana es una víctima de la violencia ya que su padre fue asesinado cuando ella tenía dos años.
Eso llevó a la familia a sufrir serias carencias y Laura tuvo que vivir con un abuelo y luego en un hogar de huérfanos.
Su perdón a los asesinos de su padre ojalá mueva a muchos a liberarse de odios viscerales y dañinos.
La paz que Colombia ansía solo será una realidad con un perdón generoso, verdad, justicia y reparación.
Ni santa Laura ni Dios nos darán la paz solo por rezar ya que lograrla es una misión de todos.
Los santos, más que para pedirles milagros, son para imitar sus virtudes y amar como ellos.
Laura fue una mujer valiente y fue criticada por hacer obras sociales sin el permiso de los jerarcas de su tiempo.
Perdonó, sufrió en carne propia la pobreza y se entregó a servir a los necesitados; ese es el legado que nos dejó.
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