Palo torcido sí se endereza y loro viejo también aprende a hablar. Nadie nace condenado al fracaso.
Es difícil cambiar, pero el ser humano puede renovarse si se lo propone y persevera.
El problema no es la edad sino el orgullo que nos frena para reconocer los males y aceptar ayuda.
Cuando una persona deja de lado el Ego y da tres pasos con humildad, ya está en el sendero de la luz:
1. Reconozco que tengo problemas con algo (licor, droga, carácter).
2. Acepto que no puedo solo.
3. Busco ayuda y persevero.
La falla es que algunos causan mucho sufrimiento antes de dar esos tres pasos salvadores.
Parece absurdo, pero la soberbia nos lleva a tocar fondo sembrando en el camino mucho dolor.
Ojalá tú asimiles esta lección y no bajes hasta el fondo. Puedes salir de la trampa con esos tres pasos.
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