Meditar no es complicado y solo pide que tengas una buena disposición y busques un lugar tranquilo.
No te enredes con técnicas raras y solo busca aquietarte y centrar tu mente en algo que te ayude a trascender.
Un buen ejercicio es concentrarse en la respiración y descubrir cómo la haces y cómo te calma.
Sé consciente de la entrada y la salida del aire y siente como cada hálito te llena de vida.
A medida que el aire sale y entra es bueno decir en tu interior; Inhalo amor, exhalo amor.
También es reconfortante decir: Inhalo Dios, exhalo Dios, o inhalo paz y exhalo paz.
Imagina o siente el flujo de la respiración por todo tu cuerpo, pero no te esfuerces por controlar nada.
La respiración consciente es un estupendo ejercicio que te conecta con Dios y con la vida.
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