Dios mío, solo tú calmas mi sed espiritual y me inspiras con tu Espíritu santo.
Somos simples instrumentos tuyos cuando hacemos algo valioso. Nada más que eso: instrumentos.
Solo tú, Padre, puedes calmar la sed del alma y dar respuesta a mis interrogantes más profundos.
Eres la fuente del amor y no tengo que buscarte en un templo ya que moras en el santuario de mi alma.
Allí habitas, me proteges y me acompañas siempre, aunque a veces te sienta lejano o ausente.
No eres un Dios externo, estás en mí y soy parte tuya como lo somos todos, incluso los que obran mal.
Lo veo claro, se caen todos los muros y no hay separación, solo una apacible conciencia de unidad.
Nada ni nadie me aparta de ti, Dios mío, y de tu amor. Quiero sentirte, vivirte e irradiarte. Sé que me amas infinitamente.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015