Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá

El Once Caldas está en cuenta regresiva a la competencia. Atrás quedaron las épocas de vacas gordas y derroches, de farsas y mentiras, en preparación de la ruina, casi absoluta. La calma vuelve poco a poco, sin estallidos financieros y con el inminente acuerdo con los acreedores, DIAN incluida.
Vida propia entonces, primer objetivo para el club. En el apartado deportivo se mantienen las dudas, porque los jugadores contratados no traen consigo el mensaje del éxito garantizado, ni hay certezas  respecto a su mejor utilización por el cuerpo técnico. Son incógnitas.
El Once Caldas invierte en jugadores, sin excesos; la situación así lo exige. Muy activo se muestra en el mercado de las gangas, futbolistas de saldo, porque la chequera de sus propietarios tiene la prioridad de sanear el onceno, antes de comerse el fútbol con grandes contrataciones. Es preferible atender con moderación lo que se vive, sin aceptar los guiños de mecenas con dineros dudosos que traen descalabros, ni enloquecerse por las críticas de quisquillosos destructivos.
Algo de los nuevos:
De Michel Guevara, dice Umaña, quien lo tuvo en el Aurich de Perú, que es bueno: derecho,  talentoso, pasador, ejecutor de  faltas, con aceptable cuota de gol, pero lento. De Carlos Robles, afirma el pecoso Castro que lo dirigió en Quindío, que es volante tapón de ida y vuelta, con despliegue, algo de técnica, sin gol. Da de él buena opinión. A Óscar Rodas, Paco Castro, técnico de inferiores, lo condujo en Santa Fé y lo conoce bien. Es delantero por banda, asociado, con atributos para el desequilibrio y el gol. Velasco es lateral  aplicado, recuperador, sin habilidad ofensiva; Daniel Hernández es un creativo con fútbol en sus pies, es estético, pero aún carece de referencias convincentes. Izquierdo es rápido, sin freno, potente en el disparo e intimidante en el ataque, y Juan David Cabezas, medio de la selección juvenil, es  de marca firme,  sin versatilidad en la creación.
Es preferible un equipo utilitario, luchador, a un grupo de vendedores de humo, sin sacrificio, con dirigentes expertos en engaños, como tantos que pasaron por el club. Hanyer Mosquera, un zaguero alto fuerte  y rápido, con buen pasado en Quindio y Equidad.