Cine de hoy
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“El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor”
Gabriel García Márquez
El realismo mágico debería tener en el cine su más fiel aliado y compinche, pero extrañamente hay algo en esa unión que acaba por disolver al uno en el otro entregando, por lo general, un producto entre escaso y triste. Si nos enfocamos en García Márquez como el padre, artífice, gestor y difusor de la tendencia literaria que enmarca la realidad en descripciones imaginativas de gran belleza, nos encontraremos con que la fuerza de sus palabras vence la imagen de cualquier director que pretende retratar en el séptimo arte el valor de su obra.
Muchos han fracasado en el intento, directores y realizadores nacionales y extranjeros han pretendido crearse un nombre apoyados en los títulos del premiado escritor, pero siempre queda faltando algo; puede que se hayan acercado un poco a la definición narrativa de las historias de Gabo, pero para este señor de las letras una palabra vale más que mil imágenes. Es algo curioso si lo comparamos con los éxitos literarios que han sido llevados al cine, pues separando la obra de la película se han tenido verdaderas joyas como en el caso de Gone with the wind (1939) y El nombre de la Rosa (1986) que lograron trasmitir cuadro a cuadro la emoción y los sentimientos de cada página de las obras en que fueron inspiradas. Pero en cambio El Perfume (2006) basada en la gran novela de Patrick Süskind, publicada en 1985, no logró esa conexión con el espectador en su versión cinematográfica, sin que sea un mala película. Con las películas basadas en los libros de Gabo siempre queda faltando, porque como sea conocemos las historias, nos imaginamos los personajes a medida que son descritos y encuadramos todo en un contexto del que hacemos parte, somos seres vivientes del realismo mágico y de ese calor amarillento de la narrativa Garciamarquiana.
La producción dirigida por Henning Carlsen, Memoria de mis putas tristes (2011), con colaboración en el guion del propio Gabo, a pesar de tener un elenco brillante y variado que incluye a Geraldine Chaplin, Ángela Molina y Emilio Echevarría, reconocidos actores de talla internacional, no consigue despegar al momento de contar el relato fastidioso de un anciano que por sus noventa años quiere regalarse una noche de sexo con una muchacha virgen. Los recuerdos y divagaciones del protagonista no son iguales al verlas que al leerlas, no existe el componente de la imaginación, sino que todo es entregado de manera brusca al espectador, haciéndole perder la sutileza y la magia de la cual se jacta tanto la literatura de García Márquez. Un largo suspiro ante esta película, porque hay que verla y pronto se va a estrenar en los teatros locales (aunque desde el año pasado está disponible en DVD), pero con la advertencia de que faltan muchos elementos para que sea un film grandioso, es aburrido, pasmosamente lento y con una conceptualización en la imagen lejana, postiza, pero casi fiel a su referente literario.
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