Hace un año, los líderes del mundo se reunieron en Río de Janeiro junto a 50 mil personas y representantes de los principales grupos de interés de la sociedad, incluyendo el empresariado y la academia. Dichas personalidades, en el documento final titulado “El futuro que queremos”, acordaron tomar las medidas necesarias para que el mundo avance hacia un futuro sostenible.

La conferencia Río+20 marcó un hito en el gran camino hacia el desarrollo sostenible. Consolidó el apoyo para los acuerdos adquiridos en la Cumbre para la Tierra (1992) y renovó el compromiso de los líderes de ubicar a sus países en el camino para mejorar la calidad de vida de las personas en el presente, al mismo tiempo que se preserva el planeta para las generaciones futuras. Fue un momento brillante de cooperación internacional en tiempos de profundos desafíos nacionales y mundiales. Los líderes acordaron desarrollar un nuevo grupo de objetivos de desarrollo sostenible construidos con base en los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), presentados por las Naciones Unidas hace 13 años y que han sido decisivos en la lucha contra la pobreza.

Los ODM han sido un poderoso impulso de los esfuerzos, tanto a nivel mundial como nacional, para reducir la pobreza, brindar salud y educación básica, y promover la equidad de género.

No obstante, aún hay un potencial enorme para hacer más en el tiempo restante, antes de llegar a la fecha límite del 2015. Incluso, si se lograran todos los ODM, sabemos que aún queda mucho por hacer para erradicar la pobreza extrema y hacer frente al cambio climático y otras amenazas ambientales crecientes.

El año pasado, en Río de Janeiro, los gobiernos reconocieron que los objetivos futuros en la era posterior a 2015 deben estar a la altura de los complejos desafíos que el mundo enfrenta hoy en día y en las décadas por venir. Reconocieron que para erradicar la pobreza de manera irreversible y para asegurarnos del progreso social, tenemos que construir nuevas economías que puedan de manera definitiva hacer que las personas salgan de la pobreza, resistir los golpes y adaptarse a los crecientes impactos del cambio climático. Si no actuamos hoy, el cambio climático y otras amenazas ambientales tienen el potencial real de retroceder el progreso social y económico para las generaciones futuras.

Los Estados Miembros de las Naciones Unidas están deliberando sobre los objetivos que pueden propulsar un nuevo programa de desarrollo sostenible y presentarán una propuesta a la Asamblea General en el 2014. Un rico cultivo de ideas tienen lugar en la academia, los principales grupos sociales y los gobiernos. Este incluye las propuestas contenidas en los recientes informes de alto nivel, incluyendo la del grupo del Secretario General conformado por personas eminentes y el de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, al igual que las sugerencias de miles de personas. Se prevé que los objetivos de desarrollo sostenible que se definan serán transformadores, universales y equitativos y tendrán desarrollo sostenible en su núcleo.

Los nuevos objetivos guiarán a todas las economías, desarrolladas y en desarrollo, de la misma manera, con rutas más sostenibles de desarrollo. Esto es por lo que en Río+20 se acordó que los objetivos tienen que ser universales y aplicables a todos los países. El desarrollo sostenible no se trata solo de promover el bienestar económico y social, al mismo tiempo que se protege al medio ambiente; también se trata de trabajar unidos alrededor del mundo para administrar de manera responsable los sistemas y ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra.

Esta es una empresa colectiva que requiere que todos los países cooperen para asegurar un futuro común. También requiere la participación de todos los actores, particularmente de las empresas y la industria, y de otros grupos importantes de la sociedad, en el desarrollo y la implementación de las tecnologías que serán necesarias. Los compromisos voluntarios y asociaciones, tales como los 1,382 registrados en y desde Río+20 que tienen un valor de $600 mil millones de dólares, serán clave para construir un mundo más sostenible.

De hecho, muchos países tienen ya los conocimientos necesarios y son pioneros en la puesta en práctica de nuevas medidas para estructurar sus economías con sistemas más sostenibles de energía y transporte. Varios están realizando inversiones importantes en tecnologías de energías renovables y en transporte público con bajas emisiones de carbono.

Sin embargo, considerando la escala de las transformaciones económicas necesarias, todavía tenemos que desarrollar y difundir tecnología que sea mejor, más limpia y rentable a escala mucho. Seamos claros: se necesita a las mentes más brillantes, donde sea que se encuentren.

Si queremos volver una realidad al legado positivo de Río+ 20, la comunidad internacional tendrá que unirse para apoyar una serie de objetivos de desarrollo sostenible en el 2015 y llegar a acuerdos concretos sobre cómo trabajaremos juntos para lograrlos.

El futuro al que aspiramos es uno en el que la pobreza sea historia y en el que todos los seres humanos puedan lograr el desarrollo total de su potencial y vivir de una manera digna, al mismo tiempo que se consume y se produce dentro de los límites del planeta. Un mundo así está a nuestro alcance. Este es el futuro que queremos.

DESTACADO

Se trata de trabajar unidos alrededor del mundo para administrar de manera responsable los sistemas y ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra.