Cine de Hoy
Twitter: @leonardopineda
"La soledad es muy hermosa...
cuando se tiene alguien a quien decírselo"
Todos los que tuvimos la oportunidad de seguir la serie del Llanero Solitario recordamos las aventuras simples y heroicas de un jinete enmascarado y su leal acompañante quienes siempre salvaban las situaciones más difíciles con los ingeniosos recursos que contaban en esa época, la de la historia y la de la producción. Originalmente el personaje surge en 1933 en los muy populares programas de radio y luego dio su salto a la pequeña pantalla en 1949 alcanzando 220 episodios hasta el año 1957, esa fue la serie que vimos en Latinoamérica y donde el nombre del fiel amigo se cambió de Tonto a Toro por razones obvias ante el peyorativo significado del original. A toda esa construcción cultural del mito del vengador anónimo sobre su caballo Silver (Plata) se suman las miles de ediciones de cómics que también tuvimos la oportunidad de tener en nuestros países hispanoparlantes. Se hizo el personaje, se creó el mito y hasta allí era un simple y maravillosos recuerdo.
Pero la pasión por las ganancias y un equipo de producción enseñado a generar grandes sumas con las franquicias exitosas tuvo la no tan genial idea de hacer la prometedora versión cinematográfica. Todo encajaba perfecto, la adaptación impecablemente planeada, los actores ubicados a la medida en sus papeles y un sinfín de recursos técnicos para deslumbrar al espectador. El director nada más y nada menos que el señor Gore Verbinski, a quien le sumamos muchos éxitos de taquilla, y las productoras Walt Disney Pictures y Jerry Bruckheimer Films. Súmenle a ello a Johnny Depp maquillado exageradamente y listo: tenemos Los Piratas del Caribe, pero en el Lejano Oeste. Es que lamentablemente la película no pasa de ser esa broma acelerada, y larga por demás, con situaciones llenas de planeada acción, obviamente merecedoras de reconocimiento por su perfecta ejecución, pero cansan… y mucho.
Ahora bien, la falla más grande puede ser, sin duda alguna la elección del protagonista. Al señor Armie Hammer (cuyo más distinguible mérito fue hacer de gemelos en de La red Social) se lo come el papel, se funde sin tener como hacerse notar ante la empalagosa presencia del señor Depp, se pierde en el asfixiante arenero de los escenarios secos de las locaciones. ¡Qué lástima que esta producción pueda quemarse en su intento de ser otra franquicia famosa! Pero bueno, así es el mundo del cine, a veces se gana y otras veces se intenta, por ahora simplemente "¿Estamos Kemo Sabe?"
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