Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Casi un mes después de la eliminación, el Once Caldas sigue sin técnico, sin refuerzos, sin plata, y con varios de quienes fueron sus figuras por fuera de la institución.
El gerente Duván Vásquez, el único que pone la cara, está de acuerdo con que el despelote es grande, argumentando que las normas de los jugadores son proteccionistas, y que eso les ha impedido tomar medidas para combatir la indisciplina.
Acepta que se equivocaron en las contrataciones trayendo futbolistas de mala historia, a quienes, según sus propias palabras, no pudieron recomponer.
En sus declaraciones, publicadas el viernes en este diario, acusa a su similar del Junior Héctor Fabio Báez de sonsacar a Diego Amaya y Luis Vergara, lo que el afectado desmiente con gruesos epítetos en su contra.
Finalmente habla de un proyecto serio y adecuado con jóvenes hechos en casa ante los líos para cubrir salarios y obligaciones, que a junio ascienden a un monto superior a los 2 mil millones de pesos.
Qué pena de verdad que hayan llevado al que fuera campeón de América a una situación tan terrible, y qué lamentable que el equipo de la última década en Colombia, tenga que recurrir a una política de esa naturaleza para poder sobrevivir.
No hay derecho, y todo por la floja administración de unos directivos incompetentes, sin gestión para generar recursos, con constantes yerros en la elección del técnico, y con ese incumplimiento que ha puesto en riesgo hasta la propiedad sobre los jugadores.
A Pajoy lograron salvarlo sobre la hora, y seguramente lo transferirán a Nacional, después de que el delantero en carta a Dimayor reclamara sus derechos, lo que no se pudo hacer con Cuero, quien se fue sin reportar ningún beneficio económico.
Total, no hay como armar un conjunto de respeto, y echarle mano a los ‘pelaos’ resulta una propuesta conformista, poco atractiva, inmerecida, que reniega de la grandeza del club, y fiel reflejo de la ausencia de ambición y escasa categoría de sus orientadores.
Posición facilista, porque llegan otras opciones económicas con los dineros del nuevo contrato de televisión, y con la acogida a la ley de insolvencia que refinancia las deudas, acrecentando la preocupación sobre el destino de los recursos que ingresen.
Pero es que se han dedicado a señalar a Jairo Quintero como responsable de la crisis ante la demanda que se perdió con la DIAN por la mala declaración de renta cuando se vendió a Edwin Congo al Real Madrid, deuda que asciende a 14 mil millones de pesos.
Olvidan que 3 de los actuales miembros de junta participaron también en aquel entonces, e inclusive uno de ellos fue quien propuso que la plata la ingresaran por Panamá para evitar la carga impositiva. ¿Y el revisor fiscal donde andaba?
Así que seguir enlodando a Quintero, pregonando compasión, es una farsa, entre otras porque los días de gloria del pasado reciente nada tienen que ver con las tenebrosas noches presentes, y eso sin recordarles el reconocimiento mundial y los títulos logrados con el citado dirigente.
Creo que hay un empeño absurdo por demostrar que la crisis es consecuencia de ese ayer, cuando la realidad indica que recibieron un club con dificultades económicas pero campeón 6 meses atrás, clasificado a copa, y con un futuro que abría todas las puertas.
De hecho fue el mismo Duván Vásquez quien montó la superescuadra que tras difícil comienzo coronó posteriormente Juan Carlos Osorio, pero incapaz de sostenerse por el apetito voraz de quienes terminaron siendo dueños de la Corporación.
Esta novela se ha descrito varias veces, siendo necesario volverla a contar porque ya hay quienes califican de víctimas a unos personajes que no han hecho más que enriquecerse a costa de la institución.
Por eso, y ante la pregunta recurrente sobre lo que se debe hacer, lo ideal sería desmontar la composición accionaria de este Once Caldas para dejar sin piso a los actuales dirigentes. De lo contrario, apague y vámonos porque no hay como.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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