Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Comparto esta historia, porque el protagonista ya la hizo pública en sus múltiples comparecencias, en las que ha revelado detalles que asombran sobre el modelo elegido para convertir de la nada a un equipo como Santa Fe, en el ruidoso y flamante campeón colombiano.
Dos años atrás, César Pastrana aterrizaba en la presidencia cardenal, en severa crisis institucional, sin un peso en los bancos, los créditos cerrados y el inminente ingreso a la "Lista Clinton", oprobio gringo, cacareado por los periodistas.
Se marcharon en estampida los patrocinadores, los hinchas distinguidos dieron la espalda, la cifra de abonados bajo a escasos 800 y solo mil quinientos entraban al estadio.
Una mañana cualquiera, al borde del llanto, Pastrana, en sorpresiva confidencia, me hizo saber su deseo de marcharse. No veía alternativas con el club a la deriva. No hay barreras imposibles, le dije, para resaltar la importancia de afrontar la adversidad con la elección apropiada de modelos novedosos de gestión, en el que, sin desvarío, denominé viaje posible hacia un título.
Se arrepintió y pareció, entonces Pastrana, un bicho raro escarbando soluciones no provisionales sino firmes, luchando contra la corriente. Rebajó los sueldos, imponiendo la novedad de la remuneración por objetivos. Aquellos que se adaptaron permanecieron en el plantel, los restantes se marcharon. Armó un cuerpo técnico de la casa, buscó él mismo los refuerzos, en equipos modestos, dejando de la lado la llamada “era dorada de bolillo”, con las faraónicas contrataciones y las chocheras de los Ferrari, que giraron con gasolina de motocicleta de baja cilindrada, ante la burla y el descrédito general.
Volvieron el público, el brillo, los patrocinios y el proyecto recuperó salud y viabilidad, sin necesidad de mecenazgos prohibidos o dineros podridos. No se reventaron chequeras, ni se endeudó el club. El recorrido hacia el jardín soñado dejó de ser una fantasía y se hizo realidad, hasta coronar los objetivos y desmontar maldiciones. Hoy reina Santa Fe y en su bus descapotable en medio de desfiles y festejos se ven muchos de los que le dieron la espalda. Vale la pena señalar que los futbolistas contratados ganaron más dinero del acordado. El valor del éxito.
P.D. Lección ideal para aplicar en el Once Caldas, sin entrar en la guerra del billete, con refuerzos que marquen diferencias, en modelo productivo que brinde resultados y rescate la confianza y la fidelidad de los espectadores.
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