El papa Francisco ha resultado una verdadera gracia de Dios para la Iglesia. Y así lo dejan entrever sus primeros meses de pontificado. Veamos algunas de las características del ejercicio de su servicio, que realmente se convierten en reales llamadas de atención para toda la Iglesia. No seamos sordos ni insensibles. Dejemos que la figura del papa nos ilumine nuestra propia vida.
Primero que todo es un papa sencillo. Ha dejado todas las parafernalias, si no todas buena parte de ellas, que realmente lo alejaban de la gente, lo hacían inaccesible, pero lo peor, lo mostraba como un ser de otro planeta. Un papa que busca regresar a la sencillez es un papa que sabe que lo esencial no está en lo accidental, en lo efímero, pasajero y externo, sino que está en los profundos compromisos de vida, que como siempre tienen unas consecuencias muy importantes, porque van a lo fundamental del hombre. Por ello, ha pedido a los nuncios que propongan candidatos para los cargos de obispos que no sean príncipes, sino pastores. Hoy cuando estamos bien atrapados por los consumismos de todo género, un papa sencillo nos recuerda que lo importante está en nuestro interior.
En segundo lugar es un papa cercano. La decisión locativa de no vivir en los apartamentos privados que se habían convertido en una especie de jaula de oro para los pontífices, rompe fuertemente con los filtros y más filtros que había sobre el papa. El vivir en el Hotel Santa Marta, lo hace sencillamente accesible, cercano, y si se quiere también vulnerable. Pero todo ello le permitirá tener un pulso más real, directo y sin maquillajes de la realidad eclesial. Y es pues, una invitación a que nos dejemos tocar por la realidad, evitar los blindajes que en muchas oportunidades nos alejan de los demás y de la realidad que nos circunda.
En tercer lugar es un papa con una clara opción pastoral por los enfermos, los débiles y pobres. Los preferidos de Dios. Allí donde el Señor Jesús se sigue encarnando en nuestra historia. Manifestando así dónde debemos tener nuestras principales preocupaciones, dónde deben estar nuestras solidaridades reales, dónde nos debemos situar como testigos del amor de Dios. Por ello, las llamadas de atención a los religiosos y sacerdotes para que el testimonio que brinden sea realmente evangélico y no se enrede en cosas, posiciones, cargos, carreras… en fin en juegos de poder y poseer, pues los apóstoles deben estar libres. La hermosa ceremonia con los refugiados en Italia es una verdadera parábola para todos. Debemos pensar más en los que están en condiciones difíciles.
En cuarto lugar es un papa que quiere cambios profundos en el manejo de la Iglesia. Y así lo ha demostrado al organizar un grupo de altísimo nivel para proponer las reformas para el manejo del Vaticano. Hay que tomar decisiones fuertes y profundas, hasta las raíces para poder encaminar el futuro de la Iglesia por una senda mucho más eficiente, cercana, sencilla y coherente con el mensaje Evangélico.
Seguramente hay muchos más aspectos para resaltar, pero solamente este cuatro, ya implica una nueva historia en el papado.
* * *
En la reciente encíclica la Luz de la Fe tiene un pequeño pasaje de diálogo con Nietzsche. Para aquellos que son amantes de los maestros de la sospecha y el nihilismo de Nietzsche les caló, les aprovecharía mucho esta lectura.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015