Es hora de que el gobierno fortalezca la cuota femenina en el proceso de paz con las Farc que se adelanta en La Habana. Las conversaciones lucen acartonadas, sobre todo por el lado del llamado establecimiento.
La oficial es una manifestación de feítos solemnes liderados por Humberto de la Calle, nadaista vergonzante, quien fue víctima de la violencia: De bebé le tocó salir pitado de Manzanares, su terruño caldense, por el señalado "delito" de ser liberal.
Por lo pronto, tenemos un arma secreta: la caldense Lucía Jaramillo, bella pero discreta. Pero una sola golondrina no hace verano.
Con el resto no se hace un caldo: el presidente de la ANDI, exhibe generoso buche que envidiaría Sancho Panza; Jaramillo, alto comisionado, aporta a la causa de la paz su cara de "a mí que me esculquen".
Mi general Mora Rangel, parece que siempre estuviera triturando limones. Bueno, si es para asustar a la contraparte y obligarla a aceptar los argumentos gubernamentales, se le perdona.
A la delegación oficial le falta ternura, más sexapil femenino. De noche se tiene que sentar a ver viejas telenovelas colombianas que pasan por la televisión cubana.
Si mucho, los comisionados se dan un paseo por el malecón o se meten a algún Paladar, esos ricos restaurantes que son verdaderos "guantánamos" gastronómicos enquistados en la capital. Como los comisionados cobran duro por sus luces, de ellos no se dirá que se volaron sin pagar la cuenta.
Los alebrestados en armas nos llevan decenas de secuestros, atentados y varias mujeres de ventaja en la mesa. "Nos" tienen abochornados con el churro de la Tanja, la holandesita de la que lenguas triperinas juran que Iván Márquez, jefe de los farc-negociantes, le muerde la oreja.
Como cualquier turista de cámara Kodak, la hemos visto con el fondo musical de la gigantesca foto del Che Guevara en la Plaza de la Revolución. Las Farc la explotan -son expertos en explosivos- como su Che Guevara de tacón alto. La bella se come el cuento.
Entraña un peligro Tanja, y lo saben sus jefes: con sus encantos distrae a los seriotes comisionados que al final terminan acogiendo los argumentos del otro lado de la mesa.
Nada de raro tiene que el dueto Márquez-Tanja salga en la noche habanera a bailar boleros en Dos Gardenias. Eso los relaja y les mejora su capacidad negociadora.
Mi sentir es que se impone empatar ese partido en cuanto a féminas se refiere. Con el permiso de Alberto Casas Santamaría, su Iván Márquez, propongo el nombre de María "Hembra" Mejía, que le da la talla en sexapil al churro de la Tanja.
Si no se equilibran las cargas pobre paz de Colombia: nos golean las Farc.
Y como envejecer es dar consejos le doy uno a Tanja: haga la paz, rumbéese La Habana y, al final, deje plantado al Márquez: mamá la espera en casita.
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