Todo gobierno produce sus propios Jekills y Mr. Hydes, buenos y malos. Entre los últimos hay avivatos, corruptos, arribistas, lagartos.
Los tránsfugas modelo 2012 hicieron el tránsito del uribismo al santismo hace dos años, cuando heredó los tres huevitos para cuidar.
En tiempos del presidente Santos los lagartos que no sabían, aprendieron a jugar póquer. Ahora esperan ansiosos invitación a Palacio. Están preparados para perder. Es el truco patentado por los trepangos para hacer patria. Y ascender en la nómina.
Estos clientes consideran de exquisito gusto los pantalones amarillos que suele lucir el mandatario. Y avalan las corbatas color William Vinasco Ch. con las que Santos sale a la pasarela.
Proclaman "urbi et orbi" que el exdelfín uribista está cuidando con su talante bogotano los huevitos de la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.
En cocteles y corridas de catre respaldan una segunda reelección pero le aconsejan que, al mejor estilo de su antecesor, lo niegue a pie juntillas. Mientras aconsejan, miran con el rabillo del ojo dónde hay notarías acéfalas.
Y como aspiran a la diplomacia, consideran un acierto que a quienes fracasan en el gobierno, el presidente les busque chanfa fuera del país.
Sueñan con que Santos les haga la misma pregunta que le formuló al saliente ministro de Obras: "¿Usted ha vivido en el extranjero?". Ante la respuesta negativa, lo nombró embajador en el Vaticano.
Le puso tarea: importar a Colombia al papa Benedicto XVI, con o sin los dos gatos que lo acompañan en su teológica y casta soledad, no importa que haya tenido que defenestrar a César Mauricio Velásquez quien regresa a la bandeja paisa.
Los modernos lagartos incorporaron a su ideología la nueva "jurisprudencia" santista: Cliente que no recula es un imbécil.
A quienes le critican que haya ganado con un programa pero gobierna con otro, le recuerdan que tampoco Uribe prometió incendiar la frontera con Venezuela y Ecuador, ni anticipó que le daría en la jeta a nadie, las Cortes incluidas.
Se saben de memoria, como si se tratara del sexto himno más feo del mundo -el del dueto Núnez-Sindice- los trinos de "Juanma", como le dicen a sus espaldas. Madrugan a ignorar los trinos que dispara el expresidente Uribe con mano tendida, pulso firme y algún atentado contra la sintaxis.
Este exótico "lagartus colombianensis" encuentra de "veras iluminante" la presidencial forma de hablar tropezando con vocales y consonantes. Aclaran que no lo eligieron para que hable con la fluidez de Roy Barreras, quien se voltea más que un desvelado, sino para que ejecute su cacareado buen gobierno para el que se preparó desde que gateaba en tapete persa.
Han movido aire, mar, tierra e Internet para lograr una invitación a Palacio. Ya tienen la genuflexión, la sonrisa y la pinta precisas para saludar a Tutina, a la que consideran la mejor primera dama en la historia de la parroquia.
Mientras llega la invitación a jugar póquer, si encuentran a Juan Mesa o a cualquiera del encopetado sanedrín santista en algún restaurante de veinte trinchetes, ordenan champaña para su mesa y pagan la cuenta. Ojo con esos especímenes.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015