Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Si con la nómina que tenía, que cada vez me convenzo más de que era bastante buena, el Sachi Escobar dijo que el objetivo se había cumplido con llegar a los cuadrangulares, cuál será ahora su propósito con el nuevo equipo, lleno de retazos, y sin refuerzos de categoría.
Se habrá preguntado el socio mayoritario, cuántos millones dejará de percibir el Once Caldas por ahorrar en jugadores, sosteniendo un plantel liviano, barato e inexperto, que afectará el rubro ingresos, la parte competitiva, y su protagonismo en el torneo.
Estará dispuesto el señor Pineda a soportar 6 meses más de pérdidas, cuando en apenas 3, y recién vinculado al club amenazó con tirar la toalla, o entregárselo a la DIAN, en un espíritu pordiosero que delató el desconocimiento del negocio en el que se había metido.
Habrá presupuestado la Junta directiva que pasará mañana si los resultados no se dan, con un plantel cuya autonomía en cuanto a contrataciones se la dieron a Escobar, solo y a su gusto, y si por cosas de la vida tienen que cambiar de técnico.
Harían acaso una autoanálisis de la real situación deportiva, de los números que arrojó la campaña por la mala utilización de sus recursos al tenor de aquellos con antecedentes que defeccionaron, y del porqué el Once Caldas fue el hazmerreír de la semifinal.
Se habrán detenido a mirar la relación de Escobar frente algunos jugadores grandes, caso Frontini, Henao, Núñez, Harrison, con quienes tuvo enfrentamientos, igual que antes con Dayro, o con Pabón en Nacional, y dicen que con Giovanni Hernández en el Junior.
No les inquietará la resignación del entrenador que aceptó sin titubeos la reducción de su grupo, anunciando Él mismo antes de concluir el primer campeonato la salida de hombres importantes como Cabrera, Alcatraz, Scaglia, González, Arias, y de cierta forma Romero.
Que se vayan no es problema, es el fútbol, pero muy desestimulante para el hincha que los directivos marquen la desbandada de los mejores sin mostrar sus reemplazos, o que estos sean de la desvalorizada B trayéndolos de Rionegro o de Tuluá en plan experimental.
Lo mismo que Izquierdo del Pereira que es un Fernando Cárdenas más, o Cabezas, quien nunca le sacó el puesto a Cuéllar y Andrés Pérez en el Cali, así como Tancredi que no pudo con Otálvaro y Mayer en Millonarios, o Carlos Robles, un muchacho en formación.
Y que no me tilden como enemigo del Once Caldas porque no lo soy, y menos de su patrocinador, agradecido como el que más, pero noto que falta ambición, ratificándome en el concepto de que era más práctico, sencillo, político y responsable haberse desprendido de Escobar, antes que desmantelar lo que se tenía.
Dijo el señor Pineda en entrevista hace poco a este diario que ‘van para adelante con el Once Caldas’, lo que es un alivio ante la incertidumbre que se sembró en ocasiones, tanto como la conclusión de que está satisfecho con la inversión.
Asegura que es un proceso a 5 años, lo que se aceptaría desde el punto de vista económico, no en lo deportivo por la grandeza histórica de este club, y porque en Colombia tampoco es que se requiera de magia para ganar, y en eso los entrenadores tienen mucho que ver.
Todo apunta entonces a que veremos un Once Caldas de pobre contenido, limitado en inversiones, armado por el mismo personaje que fracasó el primer semestre con un plantel bueno del que desechó a sus principales figuras, y sin grandes atractivos.
Por último, habrán consultado que ha hecho Sachi con planteles noveles, o que cantidad y calidad de jugadores ha promocionado, o porque los ‘mayorcitos’ no le creen, y la pregunta del millón, ¿cómo diablos va a triunfar con un equipo inferior al pasado?...
PD: Va por su segundo título Juan Carlos Osorio, un excelente técnico, que desde el último semestre del 2010 cuando fue campeón con el Once Caldas lo pelea todo. O sino recuerden la final que se tiró Pompilio Páez ante el Junior, el penalti que botó Henríquez en la definición contra Millonarios, o el gol de Ray Vanegas del Medellín en el minuto 92 que sacó a Nacional de la final de diciembre pasado.
Hasta la próxima…
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