Crecí, como muchos, bajo el sofisma de creer que España es la madre patria de Colombia. Esta argucia me hizo interpretar que ese país velaría por el bien del país, le aconsejaría y le ayudaría económicamente en sus angustias. Básicamente, ninguna de las afirmaciones anteriores tiene constancia de realidad.

La figura europea paternalista fue claramente desafiada por los movimientos independentistas. Obviamente, cuando se tiene en cuenta la diferencia entre una colonización y una conquista. Los datos son pregoneros de malinterpretaciones y por ello hay quienes viven enfrascados en las diferencias de las colonias inglesas con lo que hicieron los españoles hace algo más de dos siglos.

Suena irónico, pero no hay existencia más estéril que la de una madre patria. Sin embargo, recientemente han aparecido a tomar su lugar en África. Hace unos meses, Italia entró a juzgar el drama libio en muestra de su estrecha relación histórica con esa nación africana. Ahora, Francia quiere hacer valer su reciprocidad anterior con Malí, país que recientemente ha sufrido duros embates de violencia interna.

No obstante, no hay que confundir las realidades. La situación en Malí es delicada en demasía. Es un país partido social y políticamente. Inclusive, un régimen islamista estuvo por alzarse al poder. Una decisión del presidente galo François Hollande ha puesto al límite la tensión bélica, puesto que una nación con tan altos índices de miseria como Malí, no puede costearse una defensa social efectiva que logre derrocar tantos dirigentes corruptos e ineptos.

Francamente, no conocemos nada de la realidad de Malí. Hay que aplicar a la internet para saber que el año pasado el presidente fue derrocado por un ala militar. Luego de la ausencia de poder en el ejecutivo, milicias rebeldes de extremistas islámicos se tomaron una región al norte de Malí. Las condiciones áridas de este país, han hecho que la población sedentaria y mayormente pobre se agrupe en el sur, donde también están atados los poderes nacionales.

La semana anterior, un grupo de rebeldes amenazó con atacar una población de franceses. Sumado a esta situación, el ejército no estuvo en capacidad de contener el ataque y huyó. El gobierno maliense pidió ayuda desesperada a Francia, país que afanado con uno de los ejércitos más fuertes del mundo, intentó replegar la ofensiva de un grupo conocido como los Combatientes de la Fe o "Muyahidines".

Bien dice aquella máxima popular: "nada es gratis en la vida", y precisamente es una referencia a la actitud francesa recientemente. Malí es una importantísima nación africana para la explotación de oro y se calcula que posee vastas cantidades de uranio que le caerían de perlas a Francia para su producción nuclear. Si Mali cae, lo más probable es que se desestabilice la región porque los islámicos cerrarían la llave a cualquier conducto que permita la salida indiscriminada de sus recursos naturales a manos europeas.

Parece, de la forma más utilitarista del mundo, que a Francia le favoreció el creciente drama maliense. Finalmente, se acordaron de un país que por años trazaron y dejaron olvidado, al igual que llevó a François Hollande a posicionarse como un líder preocupado por la colonia francesa en Malí. No obstante, los verdaderos cambios vendrán en un par de años cuando los grupos rebeldes sean neutralizados y el miedo europeo de la formación de un "Afganistán africano" se merme absolutamente.

África está tomando un papel dominante en la agenda mundial. Lastimosamente, ha sido porque la bomba de tiempo que por décadas pasadas fue, ha explotado con magnitudes variadas y empieza a dosificar las terribles desgracias de los pueblos menos valorados de todo el orbe. Ojalá no todo sea con intenciones circunstanciales y tampoco, tan francas.