Mario César Otálvaro
Vilipendiado, cuestionado, poco aceptado, y hasta envidiado, Juan Carlos Osorio se volvió a salir con la suya y en menos de 3 años, 1 de ellos por fuera del país, obtuvo se segundo título en el fútbol colombiano.
Aquí por el contrario, el técnico desarmó el equipo, lo reformó con jugadores ‘chiquitos’ que no le causen problemas, sacó por costosos a los que no supo utilizar, y posa como directivo de la institución.
"En tierra de ciegos el tuerto es rey, y el señor Escobar encontró en el poco conocimiento que tienen los dueños en materia fútbol, el terreno abonado para manejar el club a su antojo", escribió el bloguero José Hoover López.
Otro, Fernando Ortega, contrasta a los directivos con los de Nacional: "ambiciosos, metidos en el mundo del fútbol, y que entienden que el éxito deportivo es la base del éxito financiero, que nombran técnicos que saben de estrategia, y escogen bien a los jugadores".
Rafael Lema Salazar dice: "hay que aceptar que vamos a tener un torneo sin técnico, que piensa y obra más como directivo que como entrenador, dependiendo de lo que hagan los jugadores en el campo".
Son opiniones y las traigo a colación porque las comparto, convencido de que en el Once Caldas depositaron absoluta confianza en Santiago Escobar, sin detenerse a mirar antecedentes previos, y sin una evaluación clara de su función específica como orientador.
No les importó el bajo nivel del colectivo, los choques con sus dirigidos, ni el rechazo de un sector de la afición, y todo lo apuntan a su buen remunerado trabajo, que por cierto no se tocó, a pesar de que fue quien aceptó la reducción de costos como única tabla salvadora.
Cosa curiosa, protegida por el propio Escobar en entrevista a este diario en la que se niega a bajar su salario, que es tan alto, que con ella se podrían contratar 3 jugadores importantes para el medio, que realmente brinden la categoría que se requiere para competir.
Extraña forma de ver el medio vaso con agua, aplicando aquello de que ‘lo angosto pa’ellos, lo ancho pa´mí’, a un precio exagerado para un club en reconstrucción como lo han planteado, que rebajó presupuestos, y ante las exiguas cifras del primer campeonato.
Es decir, en el Once Caldas se gastan más en el cuerpo técnico, que en la materia prima fundamental para este tipo de negocios, que son los futbolistas. Y si se hubiese hecho méritos, como Osorio en su época, vaya y venga, pero ante lo visto, suena a despilfarro.
Es un hecho entonces que la Junta no midió con el mismo rasero el producido del grupo con el de su responsable, porque se fueron quienes no compensaron su valor con fútbol, menos Escobar, el más caro, quien tampoco justificó el millonario contrato que lo cobija.
El conformismo de técnico y directivos es lamentable, y así digan que esta nueva escuadra se está planificando desde hace rato, y que tienen claro lo que quieren, resulta difícil de entender cómo se va a mejorar si lo que llegó es mucho menos de lo que se tenía.
De otro lado, preocupa, a la luz de lo mostrado por El Espectador en el artículo de esta semana, el creciente déficit del Once Caldas. Todo hace indicar que están faltando planes gerenciales y estratégicos que rompan esa tendencia.
Disminuir costos es algo normal para el saneamiento de una organización, bajo la premisa de que venga acompañada de prácticas que conduzcan a levantar la productividad, y aquí la verdad el augurio no es bueno porque se montó una escuadra bastante discreta.
Vuelvo con lo que empecé. Nacional salió campeón sin ser vistoso para la tribuna, con guarismos que no admiten controversia, y en una demostración de jerarquía que establece a las claras cuál es el equipo del momento y quien es el mejor entrenador del país.
Y cierro con otro concepto, el del aficionado Roberto Idárraga: "Osorio les ganó lejos la partida a una logia de entrenadores varados dedicados al periodismo, con una gran lección de conocimientos, caballerosidad, y don de gentes… Los goleó a todos"…
Hasta la próxima… macotal@yahoo.com
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En el Once Caldas se gastan más en el cuerpo técnico, que en la materia prima fundamental para este tipo de negocios, que son los futbolistas. Y si se hubiese hecho méritos, como Osorio en su época, vaya y venga, pero ante lo visto, suena a despilfarro.
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