Se equivocó Piedad Córdoba al hacer acusaciones que no tiene cómo probar. Y se equivoca si cree que para hacer política y mantener su relevancia hay que necesariamente alimentar el fuego en los conflictos sociales y apoyar todas las manifestaciones de la sociedad que se subleven en contra del Estado. No.
Asegurar que el Ejército de Colombia siembra minas antipersona en zonas urbanas es pendenciero, abiertamente injusto y desleal. No es tolerable conseguir apoyo popular por medio de las calumnias. No está bien.
La exsenadora tiene que entender que solo se puede hacer una acusación de esas, cuando se tienen las pruebas concretas para sustentarla y llevarla hasta las últimas consecuencias. Y una persona como Piedad Córdoba, que ha sido acusada varias veces sin la evidencia necesaria para sustentar las afirmaciones en su contra, debería entender que uno no puede, ni debe, realizar denuncias sin tener la manera de probarlas.
La mentira no paga. Y la exsenadora mintió. Si no es así, que lo demuestre entregando las pruebas de cuáles soldados del Ejército colombiano, cómo y en dónde han puesto minas antipersona en el territorio nacional. Pero no puede, ya que eso es falso.
Mark Twain dijo que una mentira puede dar media vuelta al mundo mientras la verdad se pone los zapatos. Lo hacía para señalar el poder expansivo brutal que tiene una calumnia, que parece ser la principal estrategia de la exsenadora con este tipo de afirmaciones. Inaceptable.
No es la primera vez que Piedad intenta construir apoyo político alimentando una cruzada obscena contra las instituciones del país. Lo ha hecho en los ámbitos locales y también en los escenarios internacionales como un propósito sistemático de humillar la institucionalidad colombiana y las tropas que protegen la nación.
Ahora bien, en algunos puntos y contadas ocasiones la exsenadora ha tenido la razón y su papel, por ejemplo en la liberación de secuestrados, ha sido invaluable. Pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa ya que calumniar de esa manera a las Fuerzas Armadas, para avivar una manifestación social en su contra, es imperdonable.
Apropiarse de un rol de defensora de los derechos humanos y de las minorías, no legitima a Piedad Córdoba para atacar injustificadamente cualquier forma institucional que se enfrente a la sociedad.
Su papel en la problemática del Cauca, si alguno, debió ser de facilitadora pero fue todo lo contrario. Se dedicó a generar mayor tensión y conflicto con estrategias cizañeras que llamaban al desconcierto, la sublevación y la anarquía.
La Fiscalía debe investigar a profundidad las actuaciones de la exsenadora, de manera certera y sin incurrir en errores. Porque es necesario llegar al fondo de esta situación, y enviar el mensaje a los líderes políticos y a la sociedad que nadie puede hacer una apología a la violencia. Nadie. Ya que así como ella ha sido víctima de esa situación en el pasado, en la actualidad está siendo una terrible victimaria de manera injustificada. Lamentable.
El país debe rechazar estas formas de hacer política ya que son vulgares y manipuladoras. La democracia colombiana necesita líderes que respeten a la sociedad y a los electores, y no que traten de generar apoyos y seguidores por medio de apologías a la violencia y confundiendo con calumnias.
La verdad se puede demorar en ponerse los zapatos, pero siempre lo hace y no se los quita. Necesitamos políticos que entiendan, respeten y valoren eso.
Los actos de Piedad Córdoba, al sembrar cizaña en la sociedad con sus afirmaciones mentirosas, son todo lo contrario a lo que el país necesita para solucionar sus conflictos y por eso es imperdonable y no se puede aceptar.
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