Dentro de todos los desastres que tenemos que aguantarnos diariamente en este maravilloso país del Sagrado Corazón tal vez el sistema de salud es el más tenebroso, doloroso y repudiable de todos. Si yo fuera presidente, les juro que lo primero que haría sería mandar a recoger a una gran cantidad de burócratas que con cualquier pretexto les niegan los servicios de atención médica a cientos de enfermos que sin ayuda alguna se arrastran por la calles como los leprosos que tanto mencionó Jesucristo a lo largo de su vida pública, extendiendo la mano para recibir una modesta limosna que en algo puede servir para aliviar sus crueles dolores incrementados por sus inclementes miserias.
Todos somos testigos de los esfuerzos que hacen tantas organizaciones privadas, que promovidas por gentes de bien luchan hasta lo imposible para que, con verdadero sentimiento social y pidiendo la colaboración a muchas empresas que con algo de sentido social proporcionan cierto alivio, con verdadera caridad cristiana, pero también a muchas otras que tratan de lavarse la conciencia ante la indolencia social que reflejan en el trato con sus trabajadores.
Pero lo que quiero resaltar hoy es la podredumbre y la corrupción que se ha apoderado de este vital sector de nuestra economía. Si robar un banco, o desfalcar una ciudad, como lo hicieron los hermanitos Nule, en descarada connivencia con los pillos Moreno Rojas merece varios años de cárcel, ¿cuántos no tendrían que pagar en mazmorras los altos ejecutivos de las organizaciones en las que se les ha depositado la confianza para ayudar a solucionar este doloroso problema, y, en forma descarada y criminal, se dedican a robarse todo ese dinero que pertenece a los sectores más pobres del país?
Cuando vemos la cantidad de gente que termina su vida tirada en una calle por la falta de una ayuda oportuna, van dando ganas, como dice el adagio, de matar y comer del muerto. No es sino pensar en las ingentes cantidades de dinero que se han gastado funcionarios como el gerente de Saludcoop construyendo hoteles de superlujo con canchas de golf incorporadas, y dándose el lujo de viajar por todo el mundo sin escatimar un peso que no les pertenece, es cuando, y espero que no se me malentienda, nos preguntamos por las razones que habrá tenido el personaje que le puso en estos días una bomba en Bogotá a una de las EPS que más descaradamente han robado. No voy a justificar de ninguna forma este ni ningún otro acto de terrorismo, pero qué podríamos pensar, y cómo reaccionaríamos si por el robo cometido se ocasiona la muerte de un hijo, de una madre o de un familiar por la falta de medicamentos, o por la ausencia de una ambulancia, o sencillamente porque no hay un médico oportuno, ya que no hay dinero con qué pagarle porque se robaron la plata unos desalmados ladrones de cuello blanco. Pongámonos en ese caso y veremos que la cárcel es poco para quienes están dedicados a tan infame delito con la plata de los pobres. Pero lamentablemente, pasan los días y la justicia, con los ojos cerrados nada hace para castigar a los hampones.
No podemos dejar de resaltar que la mayoría de las EPS están prestando buenos servicios y gracias a ellas en buena parte se ha mejorado la salud del pueblo. Pero repito, con solo ministro que me nombraran serían muchos los cuellos blancos que haría rodar al asfalto de la deshonra por sus procederes miserables.
P.D.: Las mujeres necesitan una razón para tener sexo. Los hombres solo necesitan un lugar.
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