Pocas veces el eco de unas elecciones había sido tan fuerte, como sucedió en Europa, con la nominación de Francois Hollande como nuevo presidente de Francia. El cambio de liderazgo ha creado expectativas para un verdadero y necesario giro político, tanto en el país galo, como en Europa. Los europeos son cada vez más conscientes de hasta qué punto son interdependientes. En los últimos meses, los desaciertos de un solo país (Grecia), han puesto en peligro todo el conjunto de la economía europea. ¡El euro se tambalea!, pese al esfuerzo de muchos países de la zona, principalmente Alemania; allí Ángela Merkel quien fue elegida democráticamente en su país, actúa como si estuviera elegida por Europa.En cualquier caso, Alemania debe prepararse para que la "indisciplina" se extienda más allá de los países limítrofes. Rebelde y en sublevación se dispone a ser Francia con la victoria de Hollande, aunque quizás también los Países Bajos y Bélgica. Alguna voz ha dicho que los votantes griegos y españoles, no están dispuestos a que sus presupuestos sean redactados en Bruselas. Hay confusión, pues en Bruselas se reúnen y es Berlín quien da las "órdenes".
Cabe, empero, interrogarnos sobre si a causa de la inflexibilidad, autoritarismo y dogmatismo de la descendiente de Otto-Leopold, príncipe de Bismark, Europa estará acentuando su declive y volviendo estiércol la afianzada hasta hoy identidad y Unidad Europea. Lo más seguro es que habrá estancamiento y la democracia entrará en barrena, así como la tolerancia y las libertades individuales, las cuales estarán socavadas por gobiernos derechistas e incluso reaccionarios.
La frase de hace algunos años que proclamaba "La Unión de los logros y valores de los países de la Unión Europea", será un cruel sarcasmo. Los logros alcanzados se traducirán en carencia y los valores se guardarán en el baúl de los recuerdos.
Por eso, Francois Hollande encarna la esperanza para la economía europea, la cual puede ser redirigida, pese a sus ideas de izquierda moderada. La Europa actual, se caracteriza por la zozobra de lo público y la exaltación de lo privado, donde solo se crece individualmente en especial los ricos y algunos banqueros. Es bueno recordar la famosa frase de Margaret Thatcher: "No existe nada llamado sociedad". Simplemente se fomenta el egoísmo y el individualismo.
Europa actualmente está arrodillada ante Alemania. Ángela Merkel dice: "El gobierno económico, somos nosotros". Volker Kauder, su jefe parlamentario, enviado por ella a "examinar" al presidente del gobierno español, ufanamente exclamó: "Hoy Europa debe hablar alemán". Aunque es bueno recordarles a ambos que, Europa funciona si Alemania no abusa.
La agresión a lo público, iniciada por la Thatcher y fomentada en la Europa de hoy por la gran mayoría de gobiernos de derecha, es generar el imperio de lo privado, diezmando lo público. Ese es el aparente deseo de Ángela Merkel; no le interesa el Estado de la tranquilidad, culminación social de la inteligente alianza de la posguerra entre social demócratas, social cristianos y liberales. Es más, muchos "indignados" españoles gritan que el Estado ha roto el contrato social; el bien común europeo está en decadencia. Antes el gobierno se concebía como un instrumento para garantizar la seguridad colectiva; la dama de hierro alemana lo ve hoy como la herramienta para asegurar la estabilidad financiera y fiscal de Europa, pero en función de los intereses germanos.
Pienso que la victoria de Hollande, le mostrará una nueva oportunidad a la Unión Europea. En su discurso dijo: "Somos un movimiento que se está levantando en toda Europa". El fin del directorio Sarkozy - Merkel, debe enterrar muchos problemas. Ya hay metástasis en América Latina, pues la economía europea se está arruinando lentamente, lo que trae divisiones en los gobiernos y en sus ideas. Las ideas de Hollande y sus principios políticos no deben asustar a nadie; más bien pueden ser una iniciativa de crecimiento, mensaje que se está consolidando incluso en el parlamento europeo. Ya existe un pacto de crecimiento, el cual será debatido y estudiado próximamente. Ese pacto es urgente para poner término al declive económico, al aumento del desempleo y al debilitamiento del sistema bancario. Por lógica, se necesita financiación, la cual podría salir de un impuesto a las transacciones financieras y colocando además freno a la evasión y al fraude fiscal, eliminando de paso los paraísos fiscales. Europa en eso, es campeón mundial. Alguna vez Renán Barco me dijo "Un plan de crecimiento no significa imprimir dinero, sino cambiar las prioridades de inversión". La disciplina fiscal sigue siendo esencial. Una vigilancia más estricta debe desalentar la avaricia de muchos, eliminando de paso "productos" financieros irresponsables. Todos sabemos cuáles son.
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